Un año y medio antes de suicidarse, en setiembre de 2015, el ex senador colorado Wilson Sanabria figuraba entre los hombres más ricos de Uruguay. Un año y medio después de su muerte, tanto su fortuna como su legado político parecen finiquitados. Su hijo Francisco, suplente del diputado Germán Cardoso (Vamos Uruguay) y secretario general del Partido Colorado (PC) en Maldonado (cargos a los que renunció antes de su huida al exterior), es sindicado como el responsable de hacer trizas un imperio que el extinto dirigente hizo crecer de forma explosiva durante los gobiernos foristas de Julio María Sanguinetti. El procedimiento, que ahora es investigado por la justicia con la fuerte presunción de un delito de lavado de activos, terminó por afectar a cientos de personas por decenas de millones de dólares y tiene en jaque al PC (véase recuadro).
La debacle de los Sanabria quedó en evidencia el miércoles 22, cuando las puertas del cambio Nelson –propiedad de la familia desde fines de los noventa, con 12 sucursales en diferentes departamentos– aparecieron cerradas por “reorganización empresarial”, con la promesa de reabrir después del feriado de Carnaval. Mientras cientos de clientes procuraban más explicaciones de la empresa, Francisco Sanabria desapareció e incurrió en una estafa que, holgadamente, puede superar los 15 millones de dólares. Se apropió de los depósitos ilegales que el cambio tomaba de empresarios uruguayos y extranjeros, y firmó cheques sin fondos por al menos un millón de dólares, de acuerdo con las denuncias radicadas en la última semana por los damnificados. Ante esta situación la justicia decretó un cierre de fronteras en la noche del jueves 23, aunque el político ya había salido del país con destino a Miami.
Atrás dejó a poderosos empresarios de todo pelo enfurecidos y azorados. La mayoría de quienes reclamaron ante la justicia son personas de clase media y alta –algunos argentinos– que depositaban en el cambio el dinero para el pago de las expensas de sus propiedades en Punta del Este y el salario de quienes trabajan en ellas, usando servicios de gestoría para los cuales el cambio sí estaba habilitado. Por otra parte, la maniobra también afectó a una cantidad no estipulada de ambiciosos empresarios a quienes el cambio ofrecía una tasa de interés anual muy superior a la bancaria (8 por ciento en pesos y 12 por ciento en dólares) sin pedir, además, ninguna justificación sobre la procedencia del dinero, en otra clara violación de la normativa financiera. Un tercer grupo está integrado por pequeños comerciantes y asalariados del departamento que, confiados en la amistad de años con Wilson Sanabria, depositaban en forma provisoria pequeñas sumas en custodia pero sin cobrar intereses, lo cual también es ilegal (véase recuadro).
LA MANIOBRA. Allegados al empresario prófugo relataron a Brecha que desde hace meses éste asistía con una contadora a retirar efectivo de los cambios al cierre de cada jornada. La situación se había tornado tan grave que algunos empleados se lo plantearon, porque afectaba las operaciones cotidianas de cambio de moneda o cheques. “No te pago para preguntar”, obtenían los trabajadores por toda respuesta. De hecho el socio fundador del cambio, Nelson Calvette, aseguró a la justicia que Francisco lo desplazó de su cargo dejándolo como un empleado común y que tenía vedada cualquier participación en la gestión.
Los empleados –unos noventa, de los cuales la mitad trabajaba en Maldonado– jamás hicieron pública su preocupación ni aceptaron el asesoramiento que les ofreció la Mesa Intersindical de Maldonado a través del dirigente del Sindicato Único Gastronómico y Hotelero del Uruguay (Sughu) Óscar Andino. El silencio de los trabajadores puede explicarse: casi todos cumplían con “una obediencia debida” a la familia por los favores recibidos. No había correlación de fuerzas como para sindicalizarse y tendrían poco o nulo eco en un departamento donde buena parte de los medios de comunicación también deben favores económicos a los Sanabria, cuando no les pertenecen directamente o a través de sus testaferros.
Para el grueso de los clientes la situación pasó desapercibida; otros se arriesgaron a pesar de los rumores, hasta desayunarse con el cinematográfico desenlace.
LA HUIDA. Antes de su fuga, Francisco se comunicó con el diputado Germán Cardoso, de quien es suplente, para entregarle una carta de renuncia a sus cargos partidarios. También acordó con Red Pagos la entrega de numerosas propiedades de la familia para cubrir una deuda de 3 millones de dólares generada por la actividad del cambio como agente de cobranzas. Asimismo, trascendió que retiró 2,5 millones de dólares de su cuenta en el Banco de la República (Brou), aunque Brecha no pudo confirmar esta información (véase recuadro). A su vez, Subrayado divulgó que Sanabria dejó en manos de un asistente un bolso con dinero para entregar a quienes él le indicara desde el exterior, pero éste lo entregó a la Policía.
El domingo 25, en medio de especulaciones sobre su paradero, Sanabria utilizó a un periodista del Cable 8, de San Carlos, para divulgar un audio en el que aseguraba estar “dentro del Mercosur” y prometía volver “en horas” a Uruguay. También intentó deslindar su responsabilidad: sostuvo que no planeó ni premeditó la maniobra y sugirió que su padre le heredó una compleja situación financiera que no pudo revertir. “A veces por cosas de la vida heredamos cuestiones que hacen que uno esté en lo que significan las formas, la documentación. Pero a veces, también, quien está en las formas no es quien realmente hace las cosas”, comentó, enigmático. “Puedo asegurar, con pesar, con una angustia tremenda, que nada de esto fue ideado ni planeado, sino que se intentó salvar algo que heredamos y que venía muy mal”, dijo, con voz pastosa y tono pausado.
También hizo trascender a través de algunos medios que había viajado a San Pablo en busca de efectivo (unos 500 mil dólares) para afrontar deudas con algunos depositantes. Nada de esto ocurrió. Sin embargo el miércoles presentó el cambio Nelson (Camvirey SA) a concurso judicial a través de un abogado, como forma de hacer frente a las deudas de los acreedores, divulgó ayer El Observador.
MUY GATSBY. Mientras no aparezca Francisco Sanabria será imposible entender qué lo movió a semejante conducta, más allá del audio en el que ensayó algunas explicaciones. Ahora se sabe que, tras la muerte de su padre, muchos dejaron de operar con el cambio Nelson, y que cayó el ritmo de los depósitos. Por otra parte, el emprendimiento del edificio Art Tower –del que su padre era socio junto con otros empresarios– no tuvo los resultados esperados. Para colmo, el heredero tenía fastuosos gustos que no podía cubrir. Como el chalé que en noviembre pasado adquirió por 720 mil dólares y que, sugestivamente, bautizó como Gatsby, en alusión al misterioso protagonista de la célebre novela de Scott Fitzgerald con quien obviamente se sentía identificado. O como los dos autos marca Audi que la Policía incautó el martes y el miércoles durante varios allanamientos a las propiedades de la familia.
En esos procedimientos la Policía también encontró amplia documentación con datos que podrían confirmar la sospecha de un delito de lavado de activos. Por lo pronto, esta semana la justicia ordenó a varios organismos estatales que informen al detalle sobre los movimientos económicos de Francisco y otras dos personas muy cercanas a él, cuya identidad se mantiene en reserva para no entorpecer la causa. De confirmarse esta presunción, la sede del Juzgado Penal de 10° Turno, a cargo del juez Marcelo Couto, declinará competencia y toda la investigación pasará a un juzgado especializado en crimen organizado, indicaron las fuentes de Brecha.
VISTA GORDA. A todo esto, el presidente de la Cámara Empresarial de Maldonado, José Pereyra, insistió esta semana en que tanto el Bcu como el Brou tienen responsabilidad en este de-senlace. Entiende que, de proponérselo, ambas instituciones habrían detectado la actividad ilegal de la casa bancaria. Luego de subrayar que no pretende defender a los empresarios que hacían depósitos que no estaban permitidos, recordó que, de todos modos, resultaron perjudicadas decenas de personas que usaban los servicios de gestoría del cambio en forma legal.
En opinión de Pereyra, la cantidad de dinero que movía el cambio Nelson tenía que reflejarse en los movimientos de Sanabria a nivel bancario. Las instituciones de control financiero debieron ponerlo en su mira y cruzar información cuando, a mediados de 2016, Sanabria padre fue vinculado a las investigaciones sobre el lavado de dinero de la familia Kirchner en Argentina. “Alguien hizo la vista gorda”, advirtió. En este contexto cobra relevancia la figura del director colorado del Brou Eduardo Elinger, quien durante varios años estuvo vinculado política y laboralmente a los Sanabria en Maldonado. El jerarca no respondió a los mensajes de Brecha esta semana, en tanto las autoridades del Brou consultadas por este semanario declinaron expedirse sobre la actual investigación en curso.
LA DINASTÍA. La fortuna que Wilson Sanabria legó a sus tres hijos es incalculable. Numerosas propiedades figuran a nombre de testaferros, según determinó la investigación que desde hace una semana lleva adelante la justicia penal de Maldonado con apoyo de la Unidad de Delitos Complejos del Ministerio del Interior, en Montevideo. A todas luces, el patrimonio de la familia se multiplicó gracias al poder y los contactos que Wilson logró durante los gobiernos de Sanguinetti (sobre todo en el segundo período, las finanzas foristas se hacían en el despacho del legislador) y a una astucia para los negocios que, evidentemente, no permeó los genes de su hijo Francisco.
Como operador de su sector, el productor rural resultó favorecido con la adjudicación de frecuencias de radio, y consiguió autorización para operar una rentadora de autos y el cambio Nelson en Punta del Este, además de influir en la adjudicación de obras públicas. Estas actividades incrementaron notoriamente su patrimonio y difícilmente pasaban desapercibidas en el espectro político, aunque nadie del sistema lo denunció ni frenó las ansias de poder del caudillo carolino. Más adelante, Wilson compró la empresa Tur-Este (cuyas frecuencias unen Treinta y Tres con Maldonado), incursionó en el negocio de bienes raíces y se adentró en el campo de la construcción al asociarse con otros poderosos empresarios para construir el mencionado Art Tower. Entonces ya había entablado una estrecha relación con el colombiano Jorge Serna, gerente general del hotel Conrad durante más de una década, y cuya hija, Carolina, se casó con Francisco hace cinco años.
Durante todo ese tiempo siempre dispensó ayuda económica e hizo valer sus influencias ante quien se lo pidiera (incluidos partidos políticos, medios de comunicación y clubes de fútbol). “Salvaba” a comerciantes y vecinos de angustiantes situaciones financieras y ubicaba a militantes colorados y amigos de la familia en sus empresas o en organismos públicos. Tamaños favores no se transformaban tanto en votos como en la lealtad con que le retribuían muchos de sus beneficiarios en numerosos ámbitos. Todo reflejaba el viejo estilo de hacer política que más de una vez le recriminó el senador Pedro Bordaberry, quien a pesar de las furibundas críticas terminó siendo su aliado político. El mismo estilo que, ahora, finiquita el poder económico y político de los Sanabria.
[notice]Oh, Susana
La presidenta del Frente Amplio de Maldonado, Susana Hernández (Lista 738), integra el listado de “depositantes” de cambio Nelson estafados por Francisco Sanabria. La escribana, que reside en San Carlos, admitió el miércoles a Brecha que colocaba depósitos transitorios que sus clientes le entregaban como garantía de contratos. Lo hacía en una cuenta en pesos que estaba a su nombre, pero –aseguró– no generaba intereses ni para ella ni para sus clientes. “Como no los podía poner en mi cuenta del Brou porque no son ingresos míos ni quería tener ese dinero en casa, hablaba con las partes y les explicaba que la opción que teníamos era el depósito en el cambio Nelson. (…) Estaban allí a la espera de que se concretara el negocio, era con consentimiento de las partes y con información previa. No generaba ningún interés, ni en lo personal ni a los clientes. No era dinero ni a plazo fijo ni de préstamo, eran depósitos en garantía”, argumentó. No precisó, por ejemplo, por qué no abrió una cuenta corriente o una caja de ahorros en un banco y evitó expedirse respecto a la ilegalidad de la operación. De todos modos, no fue la única transacción de la presidenta del FA departamental en cambio Nelson. Brecha confirmó que durante su mandato como intendenta (cargo que asumió cuando Óscar de los Santos renunció para hacer campaña electoral), Hernández donó 3 mil pesos mensuales de su sueldo para las actividades de las mujeres del FA en Maldonado. El dinero ingresó al cambio durante varios meses y llegó a un total de 60 mil pesos que, “en setiembre u octubre” de 2016, pasaron a integrar la cuenta general de finanzas de la fuerza política en el Brou a instancias de la propia Hernández, indicaron las fuentes consultadas. Sin embargo, la ex jefa departamental declinó dar detalles sobre este tema. Consideró que se trata de una donación voluntaria, que pretendía mantener en el anonimato.
La información respecto a las operaciones de Hernández surge en el contexto de una interna frenteamplista caldeada desde enero, cuando el ahora diputado De los Santos promovió a la presidenta como candidata de la 738 para las próximas elecciones departamentales. Al cierre de esta edición, al menos dos sectores del FA tenían la firme intención de llevar el asunto a la mesa política departamental.
Mónica Robaina.
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Repercusiones en el partido
La familia colorada
“Uno interpela, el otro roba y se las pela.” La pintada en un muro del centro de la capital fernandina apareció el viernes pasado durante la interpelación del senador colorado Pedro Bordaberry al ministro de Defensa en torno a la legalidad de la compra, por parte del gobierno, de un avión “multipropósito”. Mientras eso ocurría, Francisco Sanabria abordaba el vuelo en el que escapó del territorio nacional y de las consecuencias de una estafa millonaria. Entonces fue Bordaberry quien tuvo que dar explicaciones en una sesión parlamentaria convocada por él.
Argumentó que Sanabria presentó la renuncia a todos los cargos partidarios –incluida la suplencia de la banca de Diputados, cuyo titular es Germán Cardoso– y que “nadie está libre de cualquier conducta”. El asunto continuó en las redes, donde varios frenteamplistas capitalizaron la caída en desgracia del coloradismo, desparramando municiones. “Bordaberry tiene a dirigentes de Salto y Maldonado hasta las manos y habla de la paja y la viga… en el ojo,¡lo tenés en la mano, Pedro!”, twiteó, por ejemplo, la senadora socialista Mónica Xavier, aludiendo también a la situación de Germán Coutinho, que es investigado penalmente por irregularidades durante su administración al frente de la intendencia salteña.
El líder de Vamos Uruguay (VU) había traído a cuento los procesamientos de Juan Carlos Bengoa por Casinos y de Fernando Calloia por Pluna. A juicio de sus propios correligionarios, la estrategia de “caer en el embate” no es la más saludable para el Partido Colorado (PC), que no está en condiciones de “barrer para abajo de la alfombra”. En filas coloradas, sin embargo, ostentan “la rápida reacción” sin esperar los resultados penales –porque la expulsión de Sanabria es inminente– y con los gestos de Cardoso de ponerse a disposición de la justicia (pese a los fueros parlamentarios) y de intentar deslindar el accionar de su suplente de la actividad partidaria.
Pero también algunos dirigentes no dejan de atribuirle a Julio María Sanguinetti un mutismo cómplice y analizan que, aunque la conducta de Sanabria no se relacione –por ahora– con el partido, la situación es “dañina” para el sistema político y, en particular, para el PC, que en la última elección, con Bordaberry como presidenciable, obtuvo casi 80 mil votos menos, derrumbándose del 17 al 13 por ciento. No hay que olvidar –apuntan las fuentes partidarias– que los arreglos políticos con los Sanabria se hicieron a sabiendas de que se trataba de “gente de dudosa reputación”. Esto mismo había sugerido el propio Cardoso en las épocas vigorosas en las que VU prometía una “nueva forma de hacer política”: “El concepto de partido antiguo que tiene Sanabria es muy distinto al del partido moderno que pretende Pedro. La gente conoce ambas trayectorias y las puede comparar. Por algo nosotros somos el nuevo partido. El pasado es el pasado” (El Observador, 22-VIII-2013). Pero en el futuro las cosas cambiaron. Para las nacionales de 2014, VU hizo, finalmente, una alianza política con Sanabria hijo. La intención (fallida) de Bordaberry era llevar a Cardoso al Senado apostando a una campaña financiada por los Sanabria que, como contrapartida, obtendrían una banca en Diputados. “Muy contento cuando se dejan atrás diferencias y se construye desde lo positivo, pensando en los uruguayos. ¡Vamos Uruguay!”, twiteó Bordaberry el 21 de agosto de 2013.
Lourdes Rodríguez
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Responsabilidad limitada
La investigación sobre el funcionamiento del cambio Nelson que está llevando adelante el Banco Central del Uruguay (Bcu) incluye “la revisión de la información contable y de los movimientos de las cuentas bancarias de la casa de cambio y de su titular”, de acuerdo a la información aportada desde el Departamento de Comunicación de la supervisora financiera. Con base en los “elementos encontrados hasta el momento”, el directorio del banco suspendió de modo preventivo las actividades de la empresa, “sin perjuicio de futuras acciones que se puedan adoptar”.
La detonación de las maniobras encubiertas detrás del cambio Nelson encendió algunas alarmas en torno al alcance de la regulación de estos servicios financieros. El presidente del Bcu, Mario Bergara, explicó el viernes que una casa de cambio no está autorizada a recibir depósitos, ni hacer intermediación financiera: “Los mal llamados depósitos no pasaban por los libros del cambio. No se detecta eso en la actuación explícita del cambio, pero sí podría haber actividades de ese tipo con el titular de la institución” (El Espectador). En un comunicado institucional, el Bcu precisó que la supervisión de las casas de cambio busca “monitorear los sistemas de prevención del uso de las entidades para el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo”.
En el terreno político, el senador nacionalista Álvaro Delgado citó al directorio al superintendente de Servicios Financieros y al gerente de la Unidad de Información y Análisis Financiero del Bcu para esclarecer –explicó a Brecha– “qué pasó en este caso, si se hicieron los controles correspondientes y cuáles son las medidas que se pueden tomar en el futuro para evitar este tipo de situaciones”. Brecha intentó confirmar sin éxito el retiro por parte de Francisco Sanabria de 2,5 millones de dólares del Brou antes de fugarse y si los movimientos de su cuenta fueron investigados antes de que esto ocurriera. Desde la institución alegaron que el secreto bancario no les permite proporcionar esa información.
Mariana Cianelli
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