Parapetados en la capital, solemos ignorar lo que sucede en el Interior. Qué cosas están pasando en esas ciudades que los montevideanos solemos ver como todas chiquitas, quietitas, medio parecidas entre sí.
Repetimos una y otra vez, con capitalina superioridad, que en esas ciudades, sean del norte, sur, este u oeste de la República, hay siempre una plaza con su iglesia, su Intendencia, su comisaría y su hotel. Nos cansamos de lanzar estereotipos tontos y, por cierto, parciales. Aun cuando seamos hijos de gente que vino a Montevideo desde su pago chico.
Por cierto, el Interior ha dado un número asombroso de uruguayos célebres en todos los rubros de la cultura, lo que debería bajarnos a tierra en cuanto a mirar por encima del hombro todo lo que ocurre fuera de Montevideo.
Como notero y opinador eterno de música, recibo mes a mes numerosos discos de música uruguaya. Muchas veces discos que vienen del Interior, a veces con propuestas muy pobres –como sucede con los discos que tienen su origen en la capital–, y otras con auténticas sorpresas, por su calidad.
Escribiendo estas líneas siento que todos los lectores deberían al menos intentar una aproximación al dúo de Florida La Macanuda desde su primer disco, Caminados, que acaba de ser editado por el siempre quijotesco –y siempre atendible– sello independiente Perro Andaluz.
Resulta que los floridenses Álvaro Piñeyro y Pablo de los Campos representan una tremenda sorpresa, un auténtico sacudón con su música transparente, talentosa y magníficamente realizada. Básicamente se trata de un baterista y un tecladista que unen esfuerzos en una música híbrida y ecléctica en la que hay lugar para el jazz, el sonido de Brasil, el candombe y algunas otras músicas bastante más inclasificables en géneros fijos.
Los dos tocan muy bien y cantan muy bien, con voces bastante parecidas entre sí, de timbre más bien dirigido hacia las notas agudas, en una cuerda interpretativa desde el punto de vista vocal bastante parecida a la del enorme Hugo Fattoruso, a quien sin la menor duda han escuchado atentamente, lo cual habla muy bien de ellos.
Su disco Caminados, grabado notablemente por Daniel Báez en su DB estudio, de Montevideo, no sólo muestra a los dos interactuando en percusión y teclados en vivo y programados, sino que además cuenta con la participación de invitados de lujo, como el bajista Nacho Mateu, el guitarrista Santiago Bolognini, el contrabajista Antonino Restu-ccia y el trombonista Artigas Leal, entre otros.
Las melodías son realmente muy hermosas, los arreglos, estupendos, y el desempeño instrumental del dúo y sus invitados, un auténtico placer. Si hay un punto algo flojo a señalar es la debilidad de algunos de los textos en los temas cantados, que se alternan con otros instrumentales.
En ese caso en general son textos bastante inofensivos y no especialmente memorables, pero funcionan bien como soporte de “todo lo otro”, que marcha como un mecanismo de relojería.
Se destacan en este precioso disco “Estrella de mar”, con su linda melodía y su influencia brasileña, ya que en él flotan los fantasmas de gente como Djavan o Ivan Lins, y que tiene la estupenda guitarra de Santiago Bolognini; los candombes “Relación formal” y “Suena fuerte el candombe” (el más Fattoruso de todos los temas del disco), y los excelentes instrumentales “El murguero”, “Brasil” y “Siete vidas”.
Sigan mi consejo: no se lo pierdan. Pruébenlo y después me cuentan.
Estoy seguro de que Caminados, de La Macanuda, merece caminar más que bien.