Patricia Robaina es de Melo, la tierra de Carlos Molina, Amalia de la Vega y Tabaré Etcheverry, y se ha vuelto una referencia obligada en ese territorio móvil que es la música popular uruguaya. Dueña de un rico registro tímbrico y con marcadas influencias de la Mpb, la chanson francesa y algunas vertientes rítmicas del Interior que han quedado marginadas de nuestro repertorio, esta cantautora urbana con aires de frontera despliega su bagaje en un nuevo disco que estará presentando la semana próxima.
—¿Qué diferencias de estilo se podrían
establecer entre tu primer disco, Canciones para responder lo que nadie
pregunta (2016), y el segundo, De un sueño a un ensayo general
(2019)?
—Tengo un problema grande con eso del
“estilo” para definir lo que hago, pero lo que diferencia uno del otro tien...
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