Nicolás vive desde abril en un hotel del MIDES con su hija. Antes, tenía un comercio, una casa y una vida más o menos armada, pero la pandemia, un accidente de tránsito y las vueltas que dio su vida los dejaron en la calle casi de un día para el otro. Se supone que los hoteles son soluciones provisorias mientras el Estado da una respuesta habitacional estable. Sin embargo, hace ocho meses que están en la misma situación y la única noticia que llega cada tanto es el cambio de hotel. Desde que ingresó al sistema lo han mudado en tres oportunidades. Él es uno de los tantos con hijos a cargo y sin techo que habitan estos alojamientos.
Era agosto y el Día del Niño estaba cada vez más cerca en el almanaque. Fue entonces que logró conseguir una donación de varios quilos de leche en polvo, cocoa, ...
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