Por omisión o por acción, la dirección de las radios públicas tiene un grave problema para comunicar sus decisiones. Suena a ironía: la tónica imperante desde el inicio de la gestión es el silencio. Cuando se determinó la no renovación de un tercio de los trabajadores de las radios,1 buena parte de los periodistas o conductores de los programas afectados solicitaron una mínima justificación de la decisión, principalmente cuando desde la dirección se había demandado una autoevaluación escrita. No hubo ningún tipo de respuesta.
El 30 de noviembre pasado, el Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (SECAN) abrió un llamado para la presentación de propuestas sobre programas culturales «en una perspectiva amplia (arte, diseño, ambiente, temas de debate contemporáneo, etcétera) para las radios públicas y sus plataformas digitales». Tras seis meses sin ningún tipo de pronunciamiento, se dio a conocer el acta de resolución en la que se daba cuenta de que un centenar de propuestas se habían presentado y habían sido analizadas por un tribunal. De ese listado, 45 habrían cumplido con los requisitos exigidos. Lo sabido hasta el momento es que tan solo dos formarán parte de la programación, aunque esta no es una información que provenga de las autoridades de las radios, sino de quienes circulan diariamente por sus pasillos. El acta no fue publicada por las vías oficiales: llegó por mail a los responsables de las propuestas, que en algunos casos se encargaron de darlas a conocer.
OTRA VEZ, EL SILENCIO
Tampoco fue desde la dirección de las radios que se comunicó la creación de «Radio Cultura», una reestructuración de Emisora del Sur que implica la centralización de programas culturales en la frecuencia 1290 am. Hasta hace algo menos de un año, Emisora del Sur era transmitida también por fm y, para el resto del país, a través de las repetidoras departamentales. Lógicamente, estos movimientos han hecho disminuir el alcance –geográfico y de oyentes– de los programas culturales. Asimismo, esta situación afecta los espacios que formaban parte de la grilla de Radio Uruguay –la emisora de corte más periodístico–, que también fueron trasladados recientemente al proyecto Radio Cultura. Un caso es el de Efecto mariposa, conducido por la periodista Daina Rodríguez, quien afirmó no estar en desacuerdo con que en el fondo se busque potenciar el acceso a través de las plataformas digitales, ni que se intente desarrollar una emisora que nuclee los contenidos culturales, «es una opción, como puede haber otras. Ahí no está el problema. El tema es que salíamos para todo el país por el dial y ahora dejamos de hacerlo».
Cuando el cimbronazo por estas modificaciones estaba aún fresco, llegó la noticia de que los medios públicos tendrían una nueva web2 que reuniría los contenidos informativos de las radios y de Canal 5. Hasta allí, todo normal. El inconveniente fue que –también bajo un manto de silencio por parte de la dirección de las radios públicas– se dio de baja el sitio web anterior, en el que se encontraba el repositorio de audios con entrevistas, informes, homenajes, conciertos, crónicas, análisis y demás materiales producidos y ejecutados durante muchos años de acumulación radial por parte de los programas que continúan y de los que ya no están. Para Rodríguez, la mayor preocupación ronda alrededor de ese tema: «Son muchos años de trabajo, de mucha gente, con contenidos de dominio público que deberían mantenerse accesibles, en cualquier momento, para todo el mundo. Entiendo que existe una intención de cambio de lenguaje y que hay una cuestión económica por el costo de los servidores, pero los contenidos desaparecen, y no tengo ninguna información que indique que eso vaya a ser rescatado».
Un ejercicio habitual de producción periodística consiste en que, cuando se le solicita una entrevista a alguna persona ajena al medio, se le envía, como carta de presentación, cierta información sobre el programa. Luego de hecha la nota, también se le envía el producto. La nueva impronta de la web no permite publicar audios largos, cuando es tradicional que en muchos programas culturales de las radios públicas se hagan entrevistas extensas y en profundidad, no (solamente) de agenda. Con dolor, Rodríguez afirma que, si esto no se modifica, «se perderán voces que pasaron por la radio y ya no están, como la de Macunaíma, o la de otros poetas, actores o académicos que casi solo tienen voz en las radios públicas. Algunos hemos hecho nuestros propios respaldos, tenemos una plataforma propia y cada día subimos nuestros contenidos desde hace años, pero otros no, y esas historias se pierden. Y la gente pregunta. Una oyente me escribió desde una cooperativa en Nuevo París en la que arman un foro con contenidos que proponemos en el programa. Como en nuestro horario en vivo están trabajando, habitualmente nos escuchaban de noche cuando se repetía, o a través de la página de la radio. Ahora está preocupada porque se les trastocó la dinámica. Una docente argentina usaba las notas para el armado de sus clases, y ahora también se le complicó. Y esto se multiplica por mucha gente». Para conocer más sobre las recientes modificaciones, Brecha intentó comunicarse con la dirección de la radio y con los responsables de la web, pero no tuvo respuestas.
¿NO LE IMPORTA A NADIE?
Entre los programas que no fueron considerados –sus integrantes no tuvieron renovación contractual en diciembre–, está Deportivo Uruguay, conducido por el periodista Rómulo Martínez Chenlo. Es un caso particular, ya que su corrimiento hacia afuera de las radios públicas empezó meses atrás, cuando la nueva administración decidió darles un vuelco de timón a las transmisiones de fútbol.3 El bagaje periodístico del programa se encontraba, en buena medida, en el archivo sostenido en la web. Sobre su eliminación, Martínez Chenlo dice hacer «una esquina» entre lo profesional y lo emocional: «Me resulta imposible razonar sin poner todo lo que siento. Lo primero que pensé es que es una infamia. Detrás de cada una de las desapariciones hay una construcción que implicó mucho trabajo e investigación. Más o menos había hecho un cálculo de la cantidad de entrevistas que hicimos. Alguno habrá tenido la sabiduría de guardar estos registros, pero ese es un acto personal, no algo basado en una política pública. Estamos hablando de materiales de altísima calidad, que hacen al acervo de nuestra sociedad contemporánea. En nuestro caso hay momentos de mucha gratificación, como la visita del escritor argentino Eduardo Sacheri, o las entrevistas al maestro Tabárez, desde que asumió, o al Tato López. También reflexiones responsables y respetuosas sobre diversos temas, con invitados o entre quienes integrábamos el equipo».
Bajo la dirección de Gerardo Sotelo, el SECAN corrigió un error de visión y ejecución que la última gestión frenteamplista cometió torpemente, cuando tenía a una misma persona como director de las radios y del canal. Sotelo es presidente del SECAN y director de Canal 5, mientras que Fabiana Conti es la directora de las radios. Lo cierto es que, luego del enorme trabajo que hizo Sergio Saccomani para revivir, reformular y dirigir las radios del Estado, ante la ausencia de discusiones serias sobre el rol de los medios públicos se han dado casi tantos pasos hacia adelante como hacia atrás. Uno de los problemas actuales es que las señales dadas por la dirección son el silencio o la confusión, y eso repercute en trabajadores y oyentes. Imaginemos que se renuevan las autoridades de un ministerio equis, y una de sus direcciones decide borrar toda la documentación referida a programas y políticas públicas que se desarrollaron bajo el mando de quienes ya no están: se desataría un gran revuelo. Que se borre el archivo de las radios públicas es un problema que, lamentablemente, no va a provocar reacciones calientes por parte del sistema político porque la enorme mayoría de quienes lo forman –de un lado y del otro, del tuyo y de aquel– no considera que se trate de un insumo informativo de relevancia. Por otra parte, son varias las voces dentro del mundo radial que consideran que la decisión tomada debería revertirse, por respeto a quienes crearon los contenidos y como señal para una comunicación social que considere prioritaria la construcción de capitales culturales comunitarios.
1. Disponible en https://brecha.com.uy/botines-de-guerra/.
2. Puede accederse a la nueva web en mediospublicos.uy.
3. Consultar en https://brecha.com.uy/escucha-lo-mismo/.