Madame Curie: Viaje a la memoria - Semanario Brecha
En la Alianza: Madame Curie

Viaje a la memoria

Teatro Alianza, MARÍA FERNÁNDEZ RUSSOMAGNO

Hay una línea de piezas teatrales que, en formato de monólogo, recrean aspectos biográficos de personajes históricos. La novedad en Madame Curie, de Mira Michalowska, dirigida por Jorge Curi e interpretada por Nidia Telles (He nacido para verte sonreír, Madres al límite), es que la protagonista de esta pieza no es la científica, sino la periodista estadounidense Marie Missy Meloney, quien entabló una relación de amistad con Marie Curie a raíz de una serie de entrevistas que le hizo.

La cercanía con el público se establece desde el comienzo de la obra, que se desarrolla en diferentes espacios del teatro Alianza (hall, cafetería, sala 2). Eso le permite a Telles enhebrar un relato que, a modo de confesión, va narrando distintas anécdotas de aquellos ricos encuentros que la periodista mantuvo con la científica. Es un logro de la actriz, que provoca un gran magnetismo al mirar al público a los ojos, y va llevando las escenas y los traslados de un modo tan natural como fluido. Hay varios aciertos en la puesta, que recrea el vínculo entre ambas mujeres con el afán de compartir momentos y recuerdos. La periodista, interpretada por Telles, acerca objetos que refuerzan su historia y los hace circular entre los espectadores, multiplicando los sentidos, despertando imágenes que refuerzan el intento de rememoración.

Missy va develando aspectos novedosos acerca de la figura de Curie, referidos a una personalidad recta y distante. Reflexiona acerca de su forma de enfrentar la maternidad y la pérdida de su esposo Pierre, y sobre cómo la científica tuvo que lidiar con el prestigio que obtuvo luego de la premiación de los Nobel mientras contaba con pocos recursos para continuar sus investigaciones. También nos acerca los rumores sobre el vínculo afectivo de Curie con el físico Paul Langevin y nos habla de la condena social que recibió a raíz de ese romance, que signó una trayectoria llena de dificultades dentro de un círculo fuertemente masculino. La narrativa recorre varios años en la vida de la científica, y mientras conocemos los avatares de su recorrido notamos cómo se va desarrollando un fuerte vínculo de amistad con la periodista.

Tal vez el punto de mayor conexión entre ambos personajes se concreta en la escena del viaje que hicieron juntas en barco hacia Estados Unidos, luego de que la periodista iniciara una campaña de recaudación de fondos en pos de conseguirle a Curie un gramo de radio, elemento esencial para que pudiera continuar con su trabajo. Con pocos elementos de vestuario (la realización es de Rubens Reyes) y un gesto tan sutil como seguro, Telles se desdobla en los dos personajes para seguir contando aspectos biográficos. Allí aparecen los avatares que Curie tuvo que vivir durante la Primera Guerra Mundial y los logros que su descubrimiento aportó desde la radiología para el diagnóstico y la curación de los heridos en combate.

Desde la pura admiración, Missy elabora un relato que nos transporta a aquellas épocas, mientras en su evocación se deja entrever el vínculo emotivo entre ambas figuras. En la reconstrucción de los logros científicos se deslizan las zonas oscuras del descubrimiento del radio, sus beneficios pero también sus maleficios, que se llevaron la vida de Curie tempranamente. Esta obra es una buena oportunidad para conocer más acerca de aquella figura y dejarse transportar por Telles, esta gran actriz (responsable también de la traducción del texto) que tenemos la oportunidad de volver a ver sobre las tablas.

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