1. Lo que ha provocado desazón, indignación y sorpresa: las asignaciones para ciencia, tecnología e innovación en la rendición de cuentas
Para producir conocimiento, de tipo fundamental o asociado a la resolución de grandes problemas nacionales, y para apoyar la formación de alto nivel de quienes lo hagan a futuro, se erogará adicionalmente en 2022 y en 2023 el 0,0067% del PBI de 2021, 4 millones de dólares. La producción de conocimiento, tal como parece entenderse en la exposición de motivos de la rendición de cuentas, sería un gasto relativamente improductivo, de aquí que su minimización es razonable. La innovación, en cambio, prometería un retorno económico inmediato, de allí que se la atienda un poco mejor, con 10 millones de dólares, a través de proyectos «aprobados por el Ministerio de Economía y Finanzas, con el asesoramiento de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto a propuesta de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación [ANII]». La desazón y la indignación de la comunidad académica nacional es comprensible. Sus esfuerzos tuvieron éxito, porque hay mucha más gente joven queriendo dedicar su vida laboral a producir conocimiento y están logrando avanzar hacia allí con alta calidad. Para cosechar los resultados de ese éxito dentro del país hacen falta muchas cosas además de recursos frescos, pero, dada la dotación actual, estos son imprescindibles y han sido negados. La sorpresa también es comprensible. ¿Hace cuánto se instauró el Gran Premio de Ciencias, que conmemora el centenario del nacimiento de Roberto Caldeyro Barcia y dice que era una afirmación del valor de la ciencia y del compromiso de las instituciones con el desarrollo de la investigación científica? Hace poco más de seis meses. Sin hablar, todavía, de la pandemia…
2. Rendición de cuentas: exposición de motivos divorciada de las recomendaciones y de la asignación de recursos
En la exposición de motivos de la rendición de cuentas se analizan algunas debilidades en materia de ciencia, tecnología e innovación presentes en Uruguay, incluida una que, en buena medida, explica varias otras: «Una cultura empresarial poco propensa a la innovación y la asociatividad». El remedio propuesto parece indicar que el problema real es la orientación de la producción de conocimiento: «Alinear la investigación y formación científica con las necesidades y oportunidades de innovación en el sector productivo para alcanzar mejores retornos que los actuales es clave para potenciar el crecimiento». Sin embargo, las encuestas de innovación llevadas a cabo por la ANII muestran que el principal obstáculo para la innovación indicado por las empresas uruguayas es el reducido tamaño del mercado. No es un fenómeno solo uruguayo; en países altamente industrializados se ha enfrentado a través de la compra pública innovadora. ¿Acaso no hay demanda potencial en los múltiples ámbitos de la política pública nacional que requieren conocimiento e innovación nacionales para su resolución? Desplegar esa demanda contribuiría, a la vez, a ampliar el mercado para las innovaciones de empresas uruguayas, a proporcionar esas fundamentales oportunidades de aprendizaje y mejora imprescindibles para la internacionalización y a estimular la articulación conocimiento-innovación que tanto se valora.
3. Producción de conocimiento y pandemia: la peculiar visión expresada en la rendición de cuentas
Si a cualquier uruguaya o uruguayo se le preguntara para qué sirvió la investigación nacional durante la pandemia, la respuesta seguramente incluyera todas las cosas imprescindibles para enfrentar el covid-19 que el mercado mundial no permitía comprar por el acaparamiento de los países ricos. Así tuvimos hisopos para tomar muestras y procedimientos para analizarlas, pudimos seguir día a día la pandemia y alimentar modelos con datos validados para prever mejor su evolución, diseñamos aparatos baratos y eficientes para la desinfección de salas hospitalarias, identificamos los múltiples problemas que la situación les planteaba a distintos grupos de población y sugerimos acciones para irlas paliando. La «ciencia en y para la pandemia» no aparece en la exposición de motivos de la rendición de cuentas; sí aparece algo sin duda importante y es la posibilidad de que la biotecnología sea semilla para empresas exitosas, que se internacionalicen y logren atraer inversión externa. La idea de que las capacidades nacionales de producción de conocimiento constituyen una herramienta al servicio de la autonomía nacional y que eso importa mucho en un mundo no menos asimétrico que interconectado no está presente.
4. De tener el teléfono abierto para pedir ayuda a hacer como que no existe: rendición de cuentas y Universidad de la República
Fueron varias las instancias durante la pandemia en que el rector de la Universidad de la República (Udelar) recibió llamadas del Ministerio de Salud Pública que decían: «No tenemos esto o aquello» y pedían apoyo para acceder a lo que el mercado negaba. Desde antes de que la pandemia llegara al país aquel fatídico 13 de marzo de 2020, gente de investigación que se la veía venir había empezado a pensar cómo arreglárselas para hacer diagnósticos con otro tipo de reactivos. Para hacer corto un largo cuento, la Udelar se puso la pandemia al hombro, con decenas y decenas de investigadoras e investigadores que cambiaron drásticamente sus agendas de trabajo para abordar los múltiples problemas que planteaba, con estudiantes de posgrado que abandonaban tesis para ponerse en la línea de montaje del análisis de muestras. Además, se siguió enseñando, contra viento y marea, como en tantas otras instancias educativas del país. Cuando se habla del valor de la investigación, cabe recordar que una de sus mayores expresiones es la creatividad, la originalidad y la capacidad de dudar y proponer alternativas de quienes se forman en un ambiente de investigación, que las llevarán luego a donde les toque trabajar en la sociedad. Por lo coyuntural y por lo permanente, es francamente incomprensible, desde una perspectiva de desarrollo nacional, que esta rendición de cuentas haga como que la Udelar no existe.
5. Investigación en la rendición de cuentas a contrapelo de la sociedad: de orgullo de la gente por todo lo que se logró a gasto a minimizar
Nunca la investigación nacional fue tan querida por la gente como cuando la pandemia. Querida y fuente de orgullo, a justo título. Entre tantas muestras de esto, una, conmovedora, es el incremento en el ingreso a la Facultad de Ciencias, esotérico espacio en principio, que la comprobación de lo que la investigación nacional puede hacer al servicio del país ubicó en otro lugar en el imaginario de tantas y tantos jóvenes. Esto, además de un bien extraordinario a preservar, es una fuente de legitimidad política importante. Apoyarse en lo logrado en la pandemia y hacer palanca allí para transformar en una herramienta potente de desarrollo las capacidades nacionales de producción de conocimiento, fortaleciéndolas y usándolas masivamente, sería bienvenido por la sociedad toda. Hay tiempo todavía para alinear la rendición de cuentas con las expectativas de la sociedad uruguaya y hacer de la producción de conocimiento una inversión que construye futuro.