«Es lo mejor que tenemos al día de hoy» y «no tenemos alternativas en este momento» parecen ser, palabras más, palabras menos, las defensas más sentidas de los defensores de las COP (Conferencia de las Partes, en el argot de las Naciones Unidas). Tales suelen ser las respuestas a las múltiples críticas que desde el activismo ambiental han empezado a llover sobre estos eventos y a los consuetudinariamente incumplidos (e incompletos) acuerdos que de ellos emanan. Antes de la inauguración de la COP27, que por estos días se celebra en Egipto, la activista sueca Greta Thunberg, asistente destacada de la última conferencia, anunció que no iría a una cumbre diseñada por los poderosos para dedicarse al «greenwashing, las mentiras y las trampas».
Las Naciones Unidas, el organismo internacional que ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate