Si Jorge Drexler fuera mujer y viviera en Uruguay, hubiera grabado un disco como Palabra clásica, de Florencia Núñez.
Si Ana Prada –que por algo es prima de Drexler– se volcase definitivamente al pop, grabaría un disco como Palabra clásica, de Florencia Núñez.
Si la mexicana Julieta Venegas fuese uruguaya, grabaría un disco como Palabra clásica, de Florencia Núñez.
Bien: luego de hacerme el crítico ácido por citar antes que nada algunas influencias más o menos conscientes pero sin duda evidentes, debo decir que me encanta Florencia Núñez y que Palabra clásica, su segundo disco, me parece un auténtico hallazgo y un trabajo disfrutable de punta a punta.
Si hay una atmósfera drexleriana en una buena parte de sus canciones, tanto desde el punto de vista autoral como arreglístico y hasta vocal, no por ello podemos dejar de definir a Florencia como una nueva e interesantísima cantautora.
Hay mucho, mucho talento y originalidad en su nuevo disco. Hay lindísimas melodías, una banda de acompañamiento inmejorable, arreglos imaginativos y, por cierto, alguien que canta con impecable afinación y buen gusto.
Florencia Núñez nació en Rocha hace 26 años y en 2014 editó su primer disco, Mesopotamia, que le dio en 2015 el premio Graffiti a mejor disco indie y la llevó a estar nominada en otras categorías ese año.
Luchadora, trabajadora incansable, en este corto tiempo de carrera ya ha logrado editar dos discos y presentarse aquí y allá en nuestro país, pero también en Argentina, España, México y Estados Unidos.
Como sucedió con Ana Prada algunos años atrás, el nombre de Florencia anda en el aire como sinónimo de nueva y buena música uruguaya, lo que es totalmente merecido.
Las diez canciones de su segundo disco resultan seductoras, entretenidas, bailables y fáciles de recordar ya con la primera audición. Hay algunos temas netamente pop muy ágiles y plenos de gancho, y algunas baladas muy conmovedoras y bien estructuradas.
Entre los temas pop se destacan “Tengo un imán contigo”, con su estribillo particularmente recordable y su característica percusión mezclada en primer plano; “Todo indica que caí” –otro tema de enorme gancho–, “Bailo en la silla” y “Secreto a voces”. Entre las baladas se destacan especialmente la preciosa “Pacto” y “Revistas”, una suerte de valsecito con un tan delicado como astuto arreglo de cuerdas, que, dicho sea de paso, es el momento más drexleriano de todo el disco.
El talento de autora de Florencia no parece tener techo. Generó una enorme transformación –y superación– desde el primer disco hasta este nuevo trabajo decididamente volcado al pop, lo que dice mucho acerca de su potencial y su inteligencia. A sus 26 años se muestra en plena forma, con una frescura típica de su edad pero también una sorprendente madurez para generar bellas melodías y letras muy interesantes, donde pasan un montón de cosas.
Notoriamente se trata de una artista en plena evolución y en absoluto despegue, que seguramente producirá un tercer disco particularmente memorable. No hace falta ser ningún adivino para asegurarlo. Su nombre ya suena. Su nombre seguirá sonando por mucho, mucho tiempo.