Enterrado a más de 2 metros de profundidad, un balde ferrugiento y encostrado emerge impulsado por la pala de la retroexcavadora. Es una mañana cualquiera de un día cualquiera de marzo, en pleno barrio La Mondiola, y el operador de la máquina detiene las tareas, observa sin mayor curiosidad, deja a un costado los hallazgos y sigue con su trabajo.
Diez días después, la directora de la Secretaría Étnico Racial y Poblaciones Migrantes de la Intendencia de Montevideo (IM), Leticia Rodríguez Taborda, lee y relee un expediente que llegó a su despacho esa mañana. Rápidamente, habla con el arqueólogo Octavio Nadal y llama al Centro Comunal Zonal 5, responsable de las obras, para pedir su detención, pero encuentra una negativa. Discute, insiste, se enoja, vuelve a insistir, pero no hay caso. Entonc...
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