Para las personas que no son del Movimiento de Participación Popular (MPP), este suele producir una mezcla de fascinación y rechazo. Por sus éxitos y por esas cosas que de vez en cuando hace, que cada quien puede llamar como prefiera. Algunos ejemplos: las posturas de José Mujica sobre la lucha por los derechos humanos, sus vínculos con cierto empresariado, la política de Eduardo Bonomi en el Ministerio del Interior o el diagnóstico de algunos de sus dirigentes de que la agenda de derechos piantó votos. Se podría seguir, pensando el devenir del MPP como una derechización.
Otra forma de pensarlo es como si fuera una especie de flan ideológico. Julio Battistoni, militante del MPP desde su creación, en 1989, no está de acuerdo. Dice: «Nos preocupa que en el resto del FA [Frente Amplio] nos ve...
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