En el principio fueron Los Olimareños con su planteo en dúo, nacido y crecido en Treinta y Tres. Luego una infinidad de dúos siguieron sus huellas con mayor o menor suerte. Entre los más célebres en tomar esa ruta estuvieron Los Zucará, dúo rochense integrado por Julio Víctor González, nacido en Rocha en 1949, y Humberto Piñeiro, que en realidad había nacido en Montevideo, pero que era rochense por adopción desde sus 18 años.
Durante 30 años, González y Piñeiro cantaron y escribieron canciones juntos, y tuvieron su período culminante en los años de la recuperación democrática, cuando la corriente llamada “canto popular” se convirtió en mucho más que simplemente música.
Los Zucará grabaron 12 discos long play y cinco CD, obteniendo tres discos de oro y dos de platino, e imponiendo masivamente canciones como “Ni toda la tierra entera”, “Sueltapájaros”, “Aquello” (una prolija lectura del tema de Jaime Roos) y sobre todo “La maldición de Malinche”, tema emblemático de ese período. Algunos de sus discos más recordados fueron Los Zucará (1972), En tu imagen (1976), Calles (1978) y Cosas del camino (1980).
En 1995 se produjo el prematuro e injusto fallecimiento de Humberto Piñeiro, lo que provocó que Julio Víctor González tardara tres años en volver a grabar, iniciando así su carrera solista con el esperable nombre artístico de El Zucará. Ese primer disco de 1998 era El inti sol, al que seguirían muchísimas grabaciones y un amplio abanico estilístico, ya que González es un músico realmente inquieto y experimentador. En su carrera solista se destaca también el disco de 2001, a dúo nada menos que con Braulio López, la mitad de Los Olimareños.
Desde hace ya varios años, Julio Víctor canta a dúo con su hijo Martín González. Llega ahora su reciente disco La casa nueva,1 en el que el cantor asegura que tiene un mensaje “muy diferente a lo viejo”, y se nota un planteo poético y musical que apunta al cuidado del ambiente y a un humanismo de amplio espectro, sin tanto anclaje en lo político. Si bien hay temas netamente rítmicos, con guitarras, bajo, acordeón y percusión (al mejor estilo de los “bailes de campaña” que están tan de moda), la tónica principal son las baladas, algunas de ellas realmente muy hermosas y que pueden sorprender a quien no conoce a fondo la obra de este músico.
Se destacan “Candombe de la arena”, con una cierta atmósfera a Jorge Drexler, y “Toma tú que te toca a ti”, que hace referencia a la castiza forma de hablar típicamente rochense. Las baladas más interesantes son “Paisaje de la estiva” con excelente texto de Lucio Muniz, donde sorprende la interpretación de Daniela González, hija del artista; lo mismo sucede con “El clamor de la Pachamama”, donde Martín González muestra una más que interesante voz de timbre agudo, de perfecta emisión.
Pero si hay un tema que se roba el disco es la balada “Un lugar de menos locos” en la que Julio Víctor González homenajea al auténtico paraíso rochense donde ha nacido y elegido vivir, con un texto muy sentido y a la vez cargado de humor.
También hay algunas buenas versiones como “La gota de rocío” del cubano Silvio Rodríguez, “Canto versos” del argentino Jorge Fandermole y “Te abracé en la noche” de Fernando Cabrera, cantada casi totalmente a capela.
González es un intérprete que mantiene su voz impecable tras 50 años de carrera, con su claridad de emisión, su buena afinación y su firme vibrato. Renglón aparte en esta producción es el emotivo texto que el cantor le dedica a su viejo socio y amigo Humberto Piñeiro, quien aparece en la parte trasera del librillo que acompaña al CD.
La casa nueva es un disco honesto, cálido, sorprendente.
- La casa nueva, de Julio Víctor González, El Zucará. Montevideo Music Group, 2018.