En Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche utiliza la expresión «Die Wüste wächst» («el desierto crece») para referirse a la pérdida de los valores de la humanidad y su incapacidad para recuperarlos. El resultado: una sociedad vacía de significado y, por tanto, condenada a la decadencia. Alzugaray se vale de esta premisa para desarrollar la idea general de su obra, transpolando algunos de los conceptos del pensador alemán a su relato. La novela dialoga permanentemente con la filosofía, sobre todo a través de la voz del Jéguel, un personaje que se dedica a enseñar a pensar, en un mundo en el que, pareciera, ya no es necesario. La labor filosófica de este Hegel criado a mate y torta frita llegará a su fin junto con el libro, que propone, en el último capítulo, un ensayo sobre los conceptos...
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