Todo iba demasiado bien. Hace una semana el Senado brasileño daba su aprobación a la norma que permitirá que el gobierno de Luis Inácio Lula da Silva cuente con los fondos suficientes para cumplir sus promesas electorales más básicas: mantener el valor de las transferencias que se hicieron a los hogares más pobres en 600 reales (unos 113 dólares) a los que se añadirían 150 reales (28 dólares) más por cada menor a cargo.
El petista Fernando Haddad, todavía probable futuro ministro de Hacienda, había dado muestras de satisfacción respecto a la reunión mantenida con Paulo Guedes, titular actual de la cartera. El viernes pasado, atento a la hora del partido de su seleccionado contra el equipo de Croacia, Lula había conseguido definir los nombres de quienes ocuparán los cinco ministerios más re...
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