El caso 128 - Semanario Brecha

El caso 128

Abuelas de Plaza de Mayo recuperan otro nieto.

“Nuestros nietos y nietas pueden estar en cualquier rincón. Cualquier información, por insignificante que pueda parecer, quizá resulte la pieza faltante para dar con uno de ellos”, recordó Estela Carlotto al cierre de la rueda de prensa en la que fue presentado en sociedad el pasado jueves 2 de agosto el nieto recuperado Marcos Eduardo Ramos.

Hijo de dos militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (Prt), Marcos se reencontró con sus dos hermanos, Camilo e Ismael, 42 años después de haber sido secuestrado junto a su madre, Rosario del Carmen Romero, en noviembre de 1976 en San Miguel de Tucumán. Una patota del Ejército y la Policía Federal, en ropa de civil, llegó hasta la casa en un automóvil Ford Falcon blanco. Derribaron la puerta a los gritos y se llevaron a la mujer y dos de sus hijos, Marcos –de apenas cinco meses– e Ismael, que ya había cumplido los 6 años. El tercero, Camilo, estaba al cuidado de su padre, de quien la mujer estaba separada. Después de varias semanas Ismael fue separado de su madre –a la que no volvió a ver, sigue desaparecida– y de su hermano y llevado a la casa de otra familia que pretendía adoptarlo. Ahí estuvo un año y medio hasta que intentó escapar en dos oportunidades; la segunda vez pudo llegar a la terminal de micros tucumana y avisar a su tío antes de ser recapturado. Pero por la intervención de un amigo de su padre que tenía algunos contactos, volvió a reunirse con él y su hermano Camilo. Faltaba Marcos.

En 1999 Ismael hizo la denuncia del secuestro de Marcos en el Banco Nacional de Datos Genéticos, donde entregó muestras de Adn para contrastar la posible identidad de su hermano. Pero recién en 2013 Abuelas recibió una denuncia anónima que daba cuenta de la existencia de un hombre joven en la capital provincial que podría ser hijo de desaparecidos. La justicia decidió una extracción de sangre y el resultado fue conocido la semana pasada con la identificación del nieto 128.

Se trata del segundo caso en la provincia de Tucumán, asolada a partir de 1975 por la represión ilegal y el Operativo Independencia, primero al mando del general Acdel Vilas y más tarde de Domingo Bussi. El monte tucumano era la zona operativa del Ejército Revolucionario del Pueblo (Erp) y su brazo político, el Prt, al que pertenecían Rosario del Carmen Romero y su compañero, Ismael Suleiman. Ahí la represión fue implacable hasta bien avanzada la dictadura militar.

Pese a la alegría que generó la recuperación del nieto 128, la misma semana estuvo cargada por dos hechos que buscaron amedrentar y advertir a las Abuelas. El miércoles 1 de agosto, mientras se proyectaba el documental sobre Santiago Maldonado, a un año de su desaparición, desconocidos encapuchados arrojaron piedras y rompieron la entrada del teatro donde se hizo el estreno. El sábado 4 se celebraba en la localidad de Tigre un festival musical para celebrar los 40 años de las Abuelas de Plaza de Mayo cuando un Ford Falcon –al mejor estilo de los años de la dictadura– estacionó en la entrada y personal de la Policía Bonaerense y de Gendarmería detuvo a una docena de asistentes, quienes fueron liberados en la madrugada del domingo. La Coordinadora Contra la Represión Policial (Correpi) asegura que en las celdas los detenidos sufrieron algún tipo de tortura, según el testimonio del primero en ser liberado.

Los organismos de derechos humanos viven una situación tensa: no han sido recibidos por los funcionarios de turno del Estado nacional, han sufrido hostigamientos permanentes de parte de las fuerzas policiales y recortes presupuestarios en áreas del Estado ligadas a los derechos humanos.

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