“Si desean ver una verdadera vaca sagrada, salgan a la calle y observen al automóvil de la familia”, escribió hace casi cuarenta años el antropólogo estadounidense Marvin Harris, aburrido de los expertos occidentales que mostraban el tabú observado por los hindúes respecto al consumo de carne bovina como prueba de la inescrutabilidad del espíritu de Oriente o –incluso– de su desprecio por la vida humana. En India, mientras las vacas andaban por todas partes provocando embotellamientos y robando comida a los feriantes, la gente se moría de hambre.
El antropólogo concluyó con la frase mencionada el capítulo “Vacas, cerdos, brujas y guerras”, en el que explicaba las razones de entonces para la observancia del tabú. Once años después, en Bueno para comer, ratificaría su punto de vista exponien...
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