Las elecciones y la denuncia de fraude en Honduras - Semanario Brecha
Las elecciones y la denuncia de fraude en Honduras

Malos recuerdos

El margen de ventaja del candidato presidencial del Partido Libre –que integra el expresidente Manuel Zelaya, destituido por un golpe de Estado en 2009– se esfumó en un conteo de votos que fue interrumpido por un colapso del sistema informático de la autoridad electoral. En las calles la oposición denuncia que hubo fraude electoral.

Era la noche del domingo 26 de octubre. Las urnas ya estaban cerradas y el pueblo hondureño esperaba los resultados de las elecciones generales para designar al presidente, diputados y alcaldes. Más allá de los viejos partidos tradicionales, el Liberal y el Nacional, la disputa electoral la daba la coalición de izquierda Alianza de Oposición contra la Dictadura, surgida de la unión de movimientos sociales y partidos de izquierda –como Libertad y Refundación (Libre)– tras el golpe de Estado de 2009 en Honduras, en el que fue depuesto el entonces presidente Manuel Zelaya.

Pero los electores tuvieron que seguir esperando. El anuncio de los resultados, a cargo del Tribunal Supremo Electoral (Tse), fue postergado. No sería “prudente” exponer los resultados sin una tendencia marcada, afirmó el magistrado presidente del Tse, David Matamoros. Para el historial electoral hondureño se trató de un hecho insólito, ya que los primeros resultados parciales oficiales suelen comenzar a entregarse a partir de las 10 de la noche del día de la elección. Fue en ese contexto que los dos candidatos a presidente que lideraban el proceso se declararon ganadores: Juan Orlando Hernández, el actual presidente que busca su reelección por el Partido Nacional, y Salvador Nasralla –el llamado “Señor de la Televisión”, un comentarista deportivo que lleva 30 años en la pantalla– por la alianza opositora que unió a Libre con el Partido Innovación y la Unidad Social Demócrata.

Las primeras cifras oficiales que brindó el Tse en la madrugada del lunes mostraba a Nasralla cinco puntos por encima del oficialista Hernández, con 57 por ciento de las actas escrutadas.

Pero el martes el sistema informático del Tse estuvo caído durante cerca de cinco horas; las fuerzas de seguridad aparecieron en las calles y Hernández continuaba atribuyéndose el triunfo. Y durante ese día el margen del candidato opositor se redujo drásticamente. Con un leve aumento de las actas escrutadas (al 61,07 por ciento), Nasralla perdió cuatro de los cinco puntos de ventaja que llevaba el día anterior. La incertidumbre se apoderó de la población y la palabra fraude comenzó a resonar por las calles de las ciudades más pobladas. Nasralla anunció que no reconocía “los resultados del sistema tramposo” del Tse, que según el candidato opositor “manipula descaradamente las maletas electorales”. “En la noche había una tendencia imposible de dar vuelta, nunca bajamos. Entonces ellos pararon el sistema, y lo botaron, le quitaron la seguridad, y eso no lo voy a aceptar. Pueblo hondureño: si el tribunal continúa dando resultados que no corresponden a las actas físicas que tenemos vamos a reclamar en las calles”, sentenció.

El Partido Libre, de Nasralla, buscó la presidencia en 2013 con la candidatura de Xiomara Castro, ex primera dama (en esa ocasión también se acusó al oficialismo de fraude, y la distancia entre Hernández y Castro era mayor que ahora, de casi diez puntos porcentuales). El partido cuenta entre sus filas con el ex presidente Manuel Zelaya, destituido del poder por realizar una consulta popular sobre la reelección presidencial.

Era 2009 y una mañana de domingo aterrizó en Costa Rica un avión militar, sin aparente noticia previa, con el presidente constitucional de Honduras, José Manuel Zelaya, vestido de piyama. Horas antes efectivos militares habían irrumpido en su casa y se habían llevado al presidente.

Zelaya era dirigente del Partido Liberal y había alcanzado el poder en 2006 con esa divisa, como parte de un siglo de bipartidismo entre ese partido y el Nacional. A mitad de su mandato anunció el ingreso de Honduras a la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), y dio un giro de timón impulsando políticas para promover la igualdad social en un país profundamente desigual.

Tras el golpe asumió el mando Roberto Micheletti, en un gobierno de facto que fue condenado internacionalmente. Unos meses después, en una elección cuestionada, asumió el poder José Porfirio Lobo, y tras las elecciones de 2013 lo sucedió Juan Orlando Hernández.

Al cierre de esta edición y con 89,16 por ciento de las actas computadas, la supremacía de Nasralla se revirtió a favor del candidato oficialista con 42,54 por ciento de los votos frente a 41,69 del primero. Pero cada comando de campaña se atribuía la victoria, y es la primera vez que, cuatro días después del acto comicial, aún no hay un presidente electo en Honduras.

El jueves, mientras se esperaba la entrega de los resultados finales anunciados para ese día, movimientos sociales y partidarios llenaban las calles exigiendo respeto a la voluntad ciudadana.

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