—Hace años trabajaste en dos libros con títulos muy significativos: Uruguay: cuentas pendientes (1995) y El presente de la dictadura (2004). ¿Cuáles eran esas cuentas pendientes? ¿Siguen pendientes? ¿Cuál era el presente de la dictadura en 2004? ¿Y cuál es su presente hoy?
—En aquellos trabajos intentamos analizar la impunidad como un legado. En un sentido limitado, la impunidad es la ausencia de investigación, juzgamiento y condena de los responsables. Nosotros le agregamos otra dimensión al concepto: lo definimos como una forma de relacionamiento social característica del Uruguay posdictadura. En democracia y en la convivencia normal de los uruguayos, esto se expresaba en toda una zona de desconfianza, de enemistades, de acusaciones, de sospechas, generada bajo la dictadura.
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