El tipo se separó y se fue a tirar a la cancha de básquet, ahí donde no hace falta más que un aro, el rebote estúpido de la pelota naranja y un cerebro en off. Pero la inspiración brota cuando menos se la espera. Fue entonces que le vino a la mente el estribillo de «Jordan». El tipo se llama Ernesto Tabárez y es un maestro a la hora de unir retazos. La parte que faltaba se le apareció tiempo después, mientras remaba en el único bote disponible del parque Rodó. En medio del agua bajó la palabra cantada. No había dónde anotar más que en la mente, esta vez encendida como las luces del estadio y en modo repeat, para no olvidar la magia. El maestro aceleró la remada. Pidió lápiz y papel. El resto es historia (y melodía) conocida: el premio Graffiti 2015 a tema del año y la mar en coche. Porque ...
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