—¿Cómo influyó el movimiento de mujeres en tu proceso? ¿Te sentís parte de la generación de Ni Una Menos?
—Sin dudas. Ese tiempo fue una bisagra para la sociedad, pero particularmente para la vida de cada una de las jóvenes que estábamos por ahí, medio distraídas, que nacimos en los noventa, cuando en Argentina se estaba dando un proceso de despolitización muy grande, entonces no había una idea de lo colectivo, existía un individualismo que hoy vemos que se está reproduciendo otra vez. A pesar de la pandemia, por ejemplo, seguimos sin tomar conciencia de la importancia de vivir en comunidad, de que somos seres que necesitamos de los demás. Antes de 2015, como tantas otras, yo no tenía ningún tipo de conciencia con relación a eso. Esa salida a la calle espontánea de parte de todas las mujer...
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