Honduras, otra vez: El fraude casi consolidado - Semanario Brecha
Honduras, otra vez

El fraude casi consolidado

Casi una década atrás, en 2009, Honduras ya había servido de terreno de experimentación para una nueva modalidad de golpe de Estado: el golpe institucional. El presidente legítimo de entonces, Manuel Zelaya, había sido depuesto por el Congreso, el Tribunal Electoral y la Corte Suprema de Justicia por supuestamente promover una reforma constitucional que preveía la introducción de la reelección presidencial. Zelaya lo negaba, pero el hombre, electo con un programa no demasiado transformador que había ido progresivamente “girando a la izquierda”, no era del agrado de los conservadores hondureños ni del gobierno estadounidense dirigido por el demócrata Barack Obama. Y fue arrancado manu militari del poder. Ahora, un presidente que no habría podido presentarse a su reelección, porque la Constitución lo sigue prohibiendo, pero al cual la Corte Electoral autorizó a hacerlo, está a todas vistas protagonizando un nuevo golpe, esta vez a través de un cada vez más evidente fraude electoral. Se trata de Juan Orlando Hernández, que se opuso en las elecciones del 26 de noviembre pasado a Salvador Nasralla, un conductor de televisión de 64 años que representa a la Alianza de Oposición contra la Dictadura, liderada por Manuel Zelaya.

Hasta que por un misterio todavía no explicado los sistemas informáticos electorales dejaron de funcionar, Nasralla aventajaba al presidente saliente en varios puntos, con 57 por ciento de los votos ya escrutados. Pero sorpresivamente, una vez reparadas las máquinas, la tendencia se invirtió y Hernández resultó ganador. Así lo declaró oficialmente el domingo pasado el Tribunal Supremo Electoral. “El presidente reelecto para el cuatrienio 2018-2022 es el ciudadano Juan Orlando Hernández Alvarado”, dijo el presidente de ese organismo, y comunicó que la diferencia en favor del oficialista era de un punto y medio (42,95 a 41,42 por ciento).

Nasralla primero, en Washington, ante la Oea, y Zelaya después, en Tegucigalpa, presentaron pruebas del fraude, como distintas hojas de votación depositadas por la misma persona, y otras muchas anomalías. Tan impresentables deben haber sido las cosas en Honduras que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (Oea), nuestro ex canciller Luis Almagro, reclamó la realización de nuevas elecciones. El Partido Nacional, de Hernández, acusó a Almagro –al que aplaudía cuando se refería a la interna venezolana– de “intromisión indebida en los asuntos hondureños”. Organismos continentales que han protestado un día sí y otro también por las condiciones en que se realizaron las últimas elecciones en Venezuela, como el llamado Grupo de Lima, integrado por la propia Honduras, esta vez nada dijeron, y el gobierno de Donald Trump se mantuvo cauteloso en un principio y luego terminó aceptando los resultados y reconociendo el triunfo de Hernández. “No vimos nada que altere los resultados”, dijo el miércoles 20 una fuente del Departamento de Estado. La Unión Europea como tal se escudó en que se trataba de un problema ajeno a su región para abstenerse de opinar. Pero el gobierno español de Mariano Rajoy siguió la senda trazada por Washington y reconoció a Hernández.

Apenas supo la reacción de Washington, Manuel Zelaya emitió un comunicado en el que la “rechaza enérgicamente” y afirma que ahora el único recurso que le queda a la oposición es “buscar justicia en la espuria Corte Suprema, controlada con cinismo por Juan Orlando Hernández”. A una nueva derrota probablemente irá.

En Honduras las protestas comenzaron la noche misma de las elecciones, a medida que se veía que la perspectiva de un fraude era cada vez más clara. Desde entonces ha habido al menos tres muertos (según el gobierno), aunque la Alianza, del candidato Nasralla, habla de 24, y Amnistía Internacional de un mínimo de 14, todos causados por la represión policial. Esta semana hubo barricadas y cortes de rutas sobre todo en el norte del país, y duros enfrentamientos con la policía en Tegucigalpa, San Pedro Sula y otras ciudades. Sindicatos obreros preparaban grandes movilizaciones para este fin de semana. “No resolverán el problema matándonos y disparando gases lacrimógenos”, dijo Zelaya.

El martes 19 Hernández llamó a la oposición a “dialogar para superar la crisis política” (lo mismo que pidió el Departamento de Estado de Estados Unidos), pero Nasralla le respondió que sólo dialogará para organizar nuevas elecciones.

Un analista político cercano al Partido Nacional pero retirado de la política activa, Raúl Pineda, dijo esta semana que si Hernández se empeña en permanecer en el poder a toda costa “tendrá un gobierno anémico acosado por sospechas de fraude”.

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