La calle Orense en El Palomar (Gran Buenos Aires) recorre ocho cuadras. En una de ellas el 30 de agosto de 1978 apareció el cuerpo sin vida de Héctor Giordano Cortazzo, periodista y militante del Partido Comunista Revolucionario uruguayo, exiliado en Argentina desde que fuera requerido en 1973. Cortazzo fue secuestrado el 9 de junio de 1978 y llevado al centro clandestino de detención de la base aérea de El Palomar, donde compartió cautiverio unos pocos días con su compatriota Ubal Lanne, liberado el 5 de julio. Nada se supo de él desde ese momento.
Ahora el paciente trabajo de la ILID (Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas) y el RUVTE (Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado) –dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina– junto con el Área de Identificación de Personas con Identidad Desconocida del Ministerio de Seguridad –responsable de cotejar la ficha dactiloscópica de Héctor Giordano Cortazzo– permitió el hallazgo. El trabajo se hizo con base en el relevamiento de fichas y archivos sobre personas asesinadas en la vía pública durante la dictadura, elaborados en aquellos años por las fuerzas de seguridad.
El 1 de noviembre la familia de Giordano Cortazzo fue notificada del hallazgo documental. «No caben dudas de la coincidencia entre las fichas encontradas y los documentos de Giordano Cortazzo. Estamos trabajando con varios cementerios del Gran Buenos Aires para determinar, si es posible, donde están sus restos», aseguraron fuentes de la investigación que facilitaron a Brecha documentación incontrastable. Giordano fue asesinado con cinco tiros. No se trata del primer caso en el que se encuentran documentos que permitan identificar a víctimas del terrorismo de Estado: «Son muchos los casos resueltos en estos diez años, pero son las familias las que deciden hacerlo público o no», señalaron las fuentes de la investigación.
El hallazgo tiene impacto directo sobre la causa judicial iniciada por el juez federal Daniel Rafecas en 2012 sobre los vuelos de la muerte que partían desde el aeródromo militar de El Palomar, base de la Fuerza Aérea Argentina, ubicada a dos quilómetros del lugar donde fue hallado el cuerpo. Por falta de nuevas pruebas, la causa languidece, porque tampoco está claro si en ese centro de detención operaron militares uruguayos.
La documentación de los vuelos con traslados que aportó la Institución Nacional de Derechos Humanos a los tribunales federales de La Plata el mes pasado fue incorporada a la causa iniciada por Rafecas. Ahora, luego de que la Cámara Federal tome nota de los hallazgos, la información podría aportar nuevas pistas sobre la suerte de Giordano. ¿Dónde estuvo entre el 5 de julio y el 30 de agosto, día en que fue encontrado a pocas calles del aeropuerto militar? «Cuando a mí me liberan y salgo para Suecia por vía de ACNUR [Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados], con Héctor quedó otro detenido argentino, que años después me pudo contactar, pero de quien no tengo noticias hoy», narró a Brecha Ubal Lanne.
Será el turno del fiscal Federico Delgado de retomar la causa iniciada en 2012 para seguir armando el rompecabezas sobre El Palomar, sus misteriosos vuelos de la muerte y los traslados a Uruguay. El caso Giordano Cortazzo no fue parte de esta trama, según queda comprobado ahora.