El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) no logró hasta el momento identificar los restos hallados el pasado 6 de junio en el Batallón 14. Si bien se obtuvo un perfil genético de la víctima a partir de las muestras enviadas desde Uruguay, los datos no mostraron coincidencias significativas con ninguna de las muestras de familiares de detenidos desaparecidos en poder del laboratorio argentino.
La coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF), Alicia Lusiardo, explicó en conferencia de prensa que el informe del EAAF –fechado este 21 de julio– establece que el análisis de los restos permitió obtener “un perfil de marcadores STR apto para comparación con perfiles obtenidos a partir de muestras de referencia de familiares de personas desaparecidas que conforman el banco genético del EAAF”. Además, se confirmó que los restos pertenecen a una mujer.
El proceso de comparación no tuvo resultados positivos. “Las comparaciones no han arrojado ninguna coincidencia estadísticamente significativa, y por lo tanto concluyentes, en términos de identificación”, leyó Lusiardo. Sin embargo, “existen varios casos de mujeres desaparecidas para las que se cuenta con pocas muestras de referencia, resultando deficientemente representadas para la identificación o la exclusión”.
Esto significa que la no coincidencia de las muestras puede estar vinculada a la falta de material genético total o parcial de familiares de la mujer cuyos restos fueron encontrados. Según fuentes consultadas por Brecha, el laboratorio argentino comparó el perfil genético obtenido con toda la base de datos de uruguayas detenidas desaparecidas, pero también con las muestras de personas de otros países (Argentina, Chile y Paraguay). En efecto, el EAAF cuenta con un banco de datos que incluye muestras de referencia de 6.100 personas desaparecidas, entre ellas, de más de 190 uruguayos desaparecidos.
De esta forma, el informe del EAAF descartó que los restos hallados en el Batallón Nº 14 de Toledo, pertenezcan a María Claudia García o a Elena Quinteros, pues en sus casos se dispone de información suficiente para establecer la comparación. Ante esto, Lusiardo explicó que la comparación se realiza con las muestras que existen en el banco de datos, y que la fiabilidad de los resultados está asociada al lazo de parentesco del donante: no es lo mismo tener la donación de un padre, madre, hijo o hija, que de un tío o de un sobrino.
Por este motivo, los investigadores no descartan ninguna posibilidad para encontrar muestras pertenecientes a las familias de las desaparecidas sobre las que falta información. Una de las posibilidades que está sobre la mesa es la exhumación de los restos de familiares directos de esas víctimas. Esto implicaría, según fuentes consultadas por el semanario, el desenterramiento de, por ejemplo, familiares de Amelia Sanjurjo, militante comunista desaparecida en noviembre de 1977, recluida y torturada en el centro clandestino de detención de La Tablada; esto porque el material genético vinculado a ella con el que cuenta el EAAF es insuficiente para el testeo*.
Sanjurjo no tiene familiares directos vivos, por lo cual la única posibilidad de obtener muestras para su comparación es la exhumación, dijeron las fuentes. Cómo se realizará esta tarea será analizado por un equipo especial integrado por la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad, el GIAF, el EAAF y la Institución Nacional de Derechos Humanos. Una de esas tareas es ubicar dónde están enterrados los restos de sus padres o de su única hermana, para tomar muestras genéticas.
MUERTE VIOLENTA
El primer informe entregado por el GIAF determinó que los restos hallados en el Batallón 14 pertenecían a una mujer. Esa información fue ratificada por el análisis genético. Asimismo, un informe de una Junta Médica integrada por las doctoras Eliana Vallejos y Rosana Manikowski indica que la posible causa de muerte se produjo en un contexto de violencia y torturas durante la privación de libertad.
“Por ser este un enterramiento clandestino en predio militar de larga data, con material asociado a la desintegración cadavérica, con restos óseos humanos que presentan traumatismos peri-mortem a nivel de columna cervical, producto de violencia, y que puede estar relacionado con la causa de muerte, y traumatismos en mandíbula y séptimo arco costal izquierdo, también derivado de violencia, esta Junta Médica Forense establece que la forma médica legal de la muerte fue violenta, por la acción de terceros, en el contexto de privación de libertad y malos tratos o tortura”.
“En conclusión, tenemos que seguir trabajando en pos de lograr los pasos necesarios para la identificación de estos restos y queda plenamente establecido el contexto de violencia y que esta persona es una detenida desaparecida, por el contexto de hallazgo y por las lesiones encontradas en el cuerpo”, afirmó Lusiardo.
Además, Lusiardo afirmó -en línea con la entrevista concedida a Brecha– que las tareas de zarandeo de la tierra de la trinchera 405 ya finalizaron, y que eso permitió recuperar varios fragmentos óseos y pequeños huesos, y que se dio continuidad a las tareas de campo para continuar con las excavaciones en el predio del Batallón 14, en la zona asociada con la bodega, donde fueron hallados los restos el pasado 6 de junio.
*En una versión anterior de esta nota se afirmaba, erróneamente, que el EAAF no contaba con material genético alguno vinculado a Sanjurjo. A los lectores, las disculpas del caso (28-VII-23).