Todavía no son las nueve de la mañana del miércoles 3 de setiembre cuando Ismael llega a su nuevo trabajo: lo contrataron para pintar un apartamento ubicado en Maeso, una callecita estrecha y coqueta en el corazón de Pocitos. Estaciona el viejo Volvo, que sin dudas desentona en la zona, toma algunas herramientas y entra al edificio. A los 15 minutos, dos guardias de seguridad de la Escuela Integral, ubicada a menos de media cuadra, tocan timbre y le piden que baje. Ismael pregunta por qué y le contestan que necesitan pedirle que «saque la bandera». «Los padres se quejaron», argumentan los guardias. La bandera es la de Palestina, que Ismael lleva en la baca del auto. El pintor responde que hace dos años que la lleva atada y no tiene pensado sacarla, y se niega a bajar. Ahora recuerda que, a...
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