«La imagen de los residuos es la del contenedor repleto» - Semanario Brecha
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CON MARIO BERGARA, CANDIDATO A INTENDENTE DE MONTEVIDEO POR EL FRENTE AMPLIO

«La imagen de los residuos es la del contenedor repleto»

Favorito en las encuestas para ocupar el sillón municipal, para Bergara las prioridades de gestión son claras: transformar el sistema de recolección de residuos y agilizar la movilidad urbana. Con un «perfil de administración ordenada y objetivos claros», el economista apuesta a impulsar cambios significativos en una comuna que atraviesa una situación financiera comprometida. En diálogo con Brecha, detalló las medidas que planea implementar y cómo enfrentará los desafíos que se avecinan si resulta electo intendente.

Bergara
Magdalena Gutiérrez

—¿Cuál es su diagnóstico sobre Montevideo?

—Yo me baso en el diagnóstico que da la gente. La intendencia hace sistemáticamente sondeos de opinión pública, y lo que las encuestas indican es que hay un montón de dimensiones que son muy bien valoradas por la gente. Los espacios públicos de calidad, como el Espacio Modelo o el parque Villa Dolores, las policlínicas barriales, el alumbrado y las políticas culturales y sociales son muy bien apreciadas. Pero esas mismas encuestas también indican que hay dos o tres temas en los que la ciudadanía percibe un déficit importante. El primero, por lejos, está vinculado a la limpieza y a la gestión de los residuos; después vienen el tránsito y la movilidad. Tenemos que entender que, si son la principal preocupación de la gente, también tienen que ser la prioridad en el futuro gobierno departamental. Para eso, presentamos planes integrales que se asocian a esos dos problemas. Obviamente, todas las políticas que lleva adelante la intendencia son importantes, pero poner como prioridad estos temas significa también priorizarlos a la hora de la asignación de recursos, porque sabemos que el lado corto de la frazada siempre son los recursos. Hay muchas necesidades, pero uno tiene que tener claros los objetivos y la hoja de ruta.

—¿Qué aporte puede hacer usted en ese panorama?

—Yo soy parte de la oferta política que el Frente Amplio [FA] pone sobre la mesa para la ciudadanía, junto con Salvador [Schelotto] y Verónica [Piñeiro], pero la clave es que el FA siga gobernando. Para ello, tenemos un programa como no tiene ningún otro partido, que también les da un rol muy importante a los municipios. A partir de esa oferta entran cuestiones más de impronta personal, que pueden hacer a las trayectorias, a la capacidad de gestión y a los equipos que se formen. Nosotros estamos trabajando con más de 20 equipos y unas 250 personas. Eso es lo que ponemos sobre la mesa: un perfil de administración ordenada, con capacidad de gestión, de equipos para trabajar y con objetivos claros. Creo que la intendencia necesita reformular su visión y tener un enfoque organizacional e institucional de mediano y largo plazo, que tome nota de las tareas que se hacen con una mirada en un período de tiempo más largo. Claramente, ahí hay elementos deficitarios.

—Me llama la atención esto que dice. Uno pensaría que las sucesivas administraciones del FA en el gobierno departamental habrían permitido desarrollar una planificación de largo alcance…

—Razonar en términos de «hace 35 años que están» es pensar que los problemas son estáticos y que las soluciones son de una vez y para siempre. En materia de residuos, el sistema procesa entre 60 y 70 por ciento más de residuos que hace 20 o 25 años. Se reciben más de 20 mil autos nuevos por año y hay casi medio millón circulando todos los días por Montevideo; eso, hace 20 o 25 años, no pasaba. Los desafíos se van regenerando y van cambiando de dimensión. A su vez, hay otros aspectos, como los énfasis ambientales, que hace 30 años no tenían el peso que tienen hoy. Pero también hay cosas que antes eran urgentes y hoy están resueltas. Ahora, yo soy un promotor de gestionar en lógica de planificación estratégica, tanto para las políticas como para el organismo.

—De igual modo, hay problemas que se mantienen desde hace tiempo. Usted mencionaba la limpieza. ¿Cuál es su propuesta para ese tema?

—Se mantienen como eslogan, pero el problema de la limpieza hoy es otro. Sí puedo decir que la intendencia quizás no tuvo una reacción de política pública, por el recorte de recursos u otras dimensiones, y que hoy, claramente, la imagen de los residuos en Montevideo es la del contenedor repleto o con basura alrededor. Pero en los últimos dos años el volumen de residuos aumentó más de 150 mil toneladas por año. Acá hay que ver por dónde van los procesos exitosos. En Canelones, por ejemplo, hay una alta aprobación en este tema. Ellos fueron hacia un sistema basado en contenedores intradomiciliarios y nosotros planteamos recorrer un camino similar: vamos a expandir los contenedores en los domicilios. En barrios con importante presencia de edificios y cooperativas, también hay que ir hacia contenedores intraprediales. Eso permitirá ayudar a la limpieza en la vía pública, porque uno de los problemas pasa por reducir el volumen y el tiempo de los recursos en esos espacios. Por otro lado, la propuesta es que en algunas arterias de la ciudad existan contenedores soterrados. Es un menú de medidas que implica un cambio en la ingeniería de recolección y apunta a retirar sustantivamente los contenedores de la vía pública en algunas zonas y multiplicarlos en otras. Con ello, en el marco de un plan integral que incluya el barrido, los motocarros, el desmalezamiento y las podas que hace la intendencia, aspiramos a tener resultados rápidos.

—Mencionaba que la priorización también implica una asignación de recursos que esté a la altura. Sin embargo, la situación económica y financiera de la comuna se encuentra bastante deteriorada. ¿Cómo planea abordar ese desafío?

—El panorama financiero no es floreciente por muchos motivos. En buena medida, se debe al retaceo de recursos que el gobierno anterior les hacía a las intendencias de Montevideo y Canelones, en clara muestra de discriminación política. Además, la intendencia tuvo que volcar recursos durante la pandemia y la crisis hídrica, que no estaban previstos, y se le bloqueó una parte del financiamiento de organismos internacionales. Seguramente haya márgenes para mejorar la gestión financiera, pero la situación es compleja. Si ganamos nosotros, ingresaremos a mitad de año, por lo que el arranque será un poco más restringido por cuestiones de presupuesto. Yo digo, un poco en broma, que con [Francisco] Legnani vamos a ir de la mano a hablar con el gobierno nacional para buscar que se recompongan los flujos que las dos intendencias recibían. Pero, en todo caso, darles prioridad a ciertos temas implica reorganizar el presupuesto disponible.

—¿Cree que será posible recuperar esos fondos con una situación fiscal que el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, definió como la peor de los últimos 35 años?

—Hay que dialogar y buscar salidas. Nos parece de justicia que haya una recomposición de algunos flujos. Nadie pide montos maravillosos ni que todo se recomponga de un día para el otro, pero creemos que hay cosas que tienen que ser priorizadas.

—Decía que parte del escenario actual se debe al bloqueo que hizo la oposición de una parte del financiamiento de organismos internacionales. Hay quienes consideran que se llegó a esa situación por la falta de diálogo de la exintendenta Carolina Cosse. ¿Qué opina?

—No pongo el foco ahí, sino en la tesitura consistente del gobierno anterior de retacear recursos y bloquear el financiamiento para el gobierno de Montevideo. Fijate que Se bloquea el financiamiento para el programa de limpieza y después ese tema es el caballito de batalla de la discusión electoral. Para mí respondió a un juego político que, lamentablemente, puso de rehén a la ciudadanía.

—¿Piensa comparecer ante la junta departamental si es convocado por la oposición?

—Sí, claro. Iremos definiendo en función de la dimensión y la profundidad de los temas. A veces justificará que vaya el intendente; en otros casos podrá ser resuelto por algún director o un asesor, pero mi talante siempre va a ser de diálogo.

—La limpieza era una de las prioridades; la otra es la movilidad. Allí habla de revolucionar la operativa de infraestructura del transporte público. ¿Cuál es el plan?

—Hacer un Montevideo más ágil. Como te decía, el problema es distinto al de hace 15 o 20 años, por el aumento del parque automotor. Por eso, el desafío central es dar mayor agilidad al transporte colectivo, y eso va a ayudar también al transporte individual. El problema del transporte colectivo no es la antigüedad ni el confort de las unidades, sino los tiempos de viaje. Hay medidas puntuales que han ayudado, pero no son una solución estructural. Por eso, hay que cambiar algunas reglas: por ejemplo, modificar líneas que son las mismas desde hace 40 años, fiscalizar mejor y avanzar en proyectos de envergadura que impliquen cambios en infraestructuras de los principales ramales de transporte. No es casualidad que haya a estudio tres proyectos de gran envergadura y alto impacto en ese sentido.

—En los últimos años ha surgido con fuerza el uso de bicicletas y otros birrodados como una alternativa de movilidad. ¿Cuál es el abordaje que se piensa para las ciclovías?

—Soy partidario de seguir impulsándolas, pero su diseño debe ser consistente con los objetivos de los que venimos hablando. Es decir, no se trata de que las ciclovías entorpezcan la movilidad general. También tienen que ir de la mano con los intereses de pequeños comerciantes, almacenes y bares que se ven impactados porque las ciclovías pueden bloquear los estacionamientos, y eso a veces tiene efectos en el terreno comercial.

—¿Pero hay un plan para su ampliación?

—No tenemos un plan concreto; es una orientación dentro de las políticas de movilidad. También sentimos que la movilidad empieza en las veredas, y ahí sí hay un plan, que incluye la restauración de 150 quilómetros de veredas en mal estado y otros 150 quilómetros de veredas nuevas. Ahí seremos proactivos. El digesto municipal dice que la vereda es responsabilidad del vecino que vive allí, pero eso no está funcionando.

—¿Eso implicaría cobrarle a ese vecino por el arreglo?

—Es que es su responsabilidad; la intendencia debería multar y no lo hace. Si yo te digo: «Pagame tu frente de vereda en tres años», no estamos hablando de ningún volumen de dinero significativo. Obviamente, hay vecinos, sobre todo en la periferia, que no están en condiciones de hacerlo. Esa es una tesitura distinta, que ya se enmarca en una política social.

—Hace unos días, en el programa Fácil desviarse, el candidato nacionalista Martín Lema, dijo que el FA, a partir de sus omisiones –como la aplicación del rol de policía territorial de la intendencia–, habilitaba a las personas a vivir en situación de calle. ¿Cuál es su opinión?

—Lo veo como un planteo de demagogia en el marco de la campaña electoral. Es triste que haya gente que tenga que vivir en la calle, y hay muchas causas detrás de eso. Me parece que hay que ser cuidadoso a la hora de buscar una explicación simplista del asunto. Pero, además, el fondo de esa visión es que resolvemos los problemas de la gente en situación de calle si aplicamos una ley que nos permita sacarla del lugar, y no se resuelve moviéndola de un lado para otro. Para abordar esa problemática, hay que hacer un trabajo integral con el MIDES [Ministerio de Desarrollo Social], [el Ministerio de] Salud Pública, [el Ministerio de] Vivienda [y Ordenamiento Territorial], el Ministerio del Interior y las organizaciones sociales. Es un tema muy serio, aunque, ojo, las leyes están para ser cumplidas.

—¿Eso qué quiere decir?

—Que en la intendencia hay varias áreas donde tenemos que fortalecer la fiscalización: por ejemplo, en el tránsito, en el tema de la basura o la polución sonora, y puede que también haya que fortalecer la fiscalización en esta área. Porque hay que respetar los derechos de todos los vecinos y vecinas, así como asistir en sus derechos a la gente que está viviendo en la calle, en una circunstancia que es triste. Ahí es donde se da este dilema de cómo se aplica la ley de faltas o las normas que darían ciertas herramientas para abordar el tema, no a la intendencia, sino al Ministerio del Interior o, en todo caso, al Ministerio de Salud Pública. Pero de ninguna manera planteamos que ahí está la solución a un tema que es muchísimo más complejo.

—Por fuera de la situación de las personas en la calle, lo que mencionó de la mayor fiscalización puede ser interpretado como un afán recaudatorio de la intendencia. ¿Lo considera de esa manera?

—No es un tema de lógica recaudatoria, sino de hacer cumplir las normas. Si hay normas que te dicen que no podés ir por la línea Solo Bus y lo hacés, hay una sanción. Si te dicen que no podés tirar la basura fuera de los contenedores o arrojar bolsones a las bocas de tormenta, como se ha visto, hay que sancionar y multar. Puede ser que la intendencia mejore en algo sus ingresos a partir de esto, pero no va a cambiar sustantivamente el panorama financiero y no es el objetivo que se persigue.

Con relación al panorama financiero, en el último tiempo, el intendente interino, Mauricio Zunino, aplicó un recorte en varias áreas de la municipalidad. Una de las que tomaron más notoriedad pública fue lo sucedido en TV Ciudad. ¿Cómo piensa proceder con respecto al canal?

—Yo no voy a opinar sobre las medidas en particular, ya que no tengo la información de cada rubro y aspecto. Por lo que explicó el propio Zunino en la junta departamental, fueron medidas necesarias en la medida que el panorama financiero no permitía sostener ciertas cosas que transitoriamente hubo que frenar o cortar, para dar sustentabilidad al proceso. En cuanto a TV Ciudad, creo que tiene un rol clave de aporte a la pluralidad y vamos a seguir fortaleciéndolo. Yo no concibo la idea de que si TV Ciudad o los casinos son deficitarios hay que cerrarlos, como se razona en la coalición. Si esa es la lógica, habría muy pocas cosas que a nivel de gobierno y de la intendencia quedarían en pie. Dicho eso, habrá que trabajar en la sostenibilidad. Las cifras que vi indican que el año pasado se vendieron en el orden de los 400 mil dólares en publicidad desde el canal, que en la torta publicitaria es una cifra irrisoria. Creo que, perfectamente, se puede avanzar en la gestión comercial.

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