La motosierra a paso redoblado - Semanario Brecha
Las elecciones en Buenos Aires y su proyección nacional

La motosierra a paso redoblado

En las elecciones parciales porteñas del domingo pasado, La Libertad Avanza, del presidente Javier Milei, desplazó al PRO, en una puja entre fracciones en la derecha que confirmó el ocaso de Mauricio Macri. El alto ausentismo fue otro de los puntos sobresalientes.

Javier Milei (centro) y Manuel Adorni (derecha) durante un acto de campaña en Buenos Aires. AFP, Luis Robayo

La elección del domingo 18, en la que se renovaron 30 de las 60 bancas legislativas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, visibilizó dos frentes de batalla claros y opuestos entre sí. Por un lado, el macrismo perdió una consulta por primera vez en 18 años de gestión ininterrumpida en la capital y quedó tercero lejos. Perdió con La Libertad Avanza (LLA), un contrincante inexperto, sin estructura partidaria tradicional y recién llegado al terreno político que lo corre por derecha y le arrebata buena parte de su electorado a partir de la figura nacional representada por Milei. Por otro lado, la izquierda, el progresismo y el peronismo no lograron plasmar una identidad definida para seducir al electorado porteño. Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires) representó al sector progresista identificado con un fragmento de la Unión Cívica Radical (UCR), otro del peronismo, el Partido Socialista y otra vertiente del progresismo que, ante la falta de una propuesta concreta, se alineó con su figura y discurso. No le fue bien, y lo que alguna vez representó la izquierda ya es historia y no parece vislumbrar una nueva luz al final del túnel. De las 17 listas habilitadas para competir, solo una (Confluencia por la Igualdad y la Soberanía, apoyada por el Partido Comunista) representó al progresismo otrora ligado al Frente País Solidario; otras dos al peronismo (Principios y Valores, y Justa, Libre y Soberana) y otras dos a la izquierda trotskista (el Nuevo Movimiento al Socialismo y el Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad [FIT-U]). Las otras nueve propuestas oscilaron entre una derecha tibia, nacionalista o liberal.

Finalmente, apenas cinco partidos y frentes lograron ingresar a la legislatura porteña: LLA (Milei) con 11 escaños, Es Ahora Buenos Aires (Santoro) con diez, Buenos Aires Primero (Macri) con cinco, Volvamos Buenos Aires (Horacio Rodríguez Larreta) con tres y el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT-U, trotskismo) con una banca. La nueva legislatura quedará con mayoría peronista (20 bancas), seguida por LLA con 13, el macrismo con diez, los representados por el exalcalde Rodríguez Larreta con cinco, la UCR con cinco, el Movimiento de Integración y Desarrollo con cuatro, el FIT-U, que sumó una banca a la que ya tenía, y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que conservó la suya. Bien mirada, la suma de votos de Milei, Macri y Rodríguez Larreta es la suma del voto tradicional de la derecha porteña, solo que esta vez fue fraccionado y coronó a los violetas mileístas como nuevos
jefes de distrito. Y Santoro se quedó con el histórico 30 por ciento del peronismo en cualquiera de sus variantes.

UN TRIUNFO DE MILEI

Según las distintas consultoras que analizaron la elección parcial porteña, el ganador fue Milei. Su vocero de prensa y delfín en la ciudad, Manuel Adorni, no despertó entusiasmo, pero la participación del presidente en la campaña finalmente lo llevó al triunfo. Durante los festejos en la noche del domingo, la euforia de Milei estuvo dirigida a la derrota de Macri, a quien desplazó como referente de la nueva derecha ultraliberal, pero también en las preferencias del empresariado y los grupos económicos concentrados, a tal punto que media docena de los legisladores entrantes en la boleta de LLA militaron inicialmente en el macrismo. De hecho, ya se iniciaron las tratativas y las presiones para una alianza entre los restos del macrismo –que dejaron de responder a su fundador– y el partido del presidente para enfrentar al gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, en las legislativas locales del 7 de setiembre. Milei quiere un acuerdo con el macrismo bajo su mando para «terminar con el kirchnerismo», según sus propias palabras.

Tanto la elección en la capital como en la provincia de Buenos Aires resulta naturalmente de proyección nacional, por las bancas en juego y por el termómetro que implica para el resto del país. Ahora será el turno del territorio gestionado por Kicillof, cuyo enfrentamiento con la expresidenta Cristina Fernández en la interna del espacio kirchnerista parece haber menguado ante la evidencia del avance de la ultraderecha. Kicillof pretende ser alternativa de recambio presidencial en 2027 y por el momento resiste en su provincia con políticas públicas ligadas a derechos ganados en los últimos 15 años. Pero el crecimiento de la ola violeta –el color con el que se identifica el partido de Milei– lo lleva a repensar alianzas con otros mandatarios provinciales. En La Rioja cuenta con Ricardo Quintela, alejado de Fernández y dispuesto a negociar una alianza. Al mismo tiempo, los gobernadores de las cuatro provincias en las que se votó este mes, aun siendo peronistas, mantienen buena sintonía con Milei, una aparente contradicción y un obstáculo para sumar voluntades en un proyecto opositor de cara a las presidenciales de 2027.

Mientras tanto, desde la Casa Rosada siguen con la motosierra y los recortes por decreto, lo cual muestra el escaso valor que los ultraliberales asignan al Poder Legislativo en general. Desde el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, recientemente Federico Sturzenegger anunció una reforma laboral apoyada por el empresariado local y la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, mientras que el ministro de Salud, Mario Lugones, advirtió que la salud no puede ser un derecho y que en la propia presidencia analizan una propuesta del Fondo Monetario Internacional para equiparar al alza la edad jubilatoria de hombres y mujeres, eliminar las jubilaciones con años de aportes y reemplazarlas por un ingreso básico desde los 65 años que bajaría los beneficios para la tercera edad.

El avance electoral de LLA y su festejo en cada comicio se corresponde, paralelamente, con modificaciones que desmantelan los restos del Estado de bienestar heredado del siglo pasado. Y desde la oposición siguen sin encontrar las medidas y el discurso que vuelva a enamorar a los votantes en torno a un proyecto colectivo.

El factor de la abstención

La escasa cantidad de votantes fue otro de los puntos altos de la elección. Apenas votó un 53,3 por ciento del padrón, lo cual constituye el porcentaje más bajo desde la vuelta de la democracia, en 1983. De los 3,1 millones de habilitados, acudieron a las urnas apenas 1,6 millones, 20 puntos menos que el tradicional 73 por ciento que cada dos años vota en la ciudad. El mismo fenómeno de baja concurrencia se observó en las elecciones provinciales del 11 de mayo en Salta, Chaco, San Luis y Jujuy y en las constituyentes de Santa Fe el 13 de abril. En todos los casos no superaron el 55 por ciento, cuando la media histórica no bajaba del 66.

El récord de ausentismo en Buenos Aires, dijo en su editorial del programa televisivo La ley de la selva el periodista Alejandro Bercovich, «demuestra la indiferencia, el enojo de casi la mitad de la población que decidió no ir a las urnas. Era una elección que repartía la mitad de las bancas de la legislatura porteña, no era cualquiera». Bercovich comparó esta elección con otra llevada adelante en un momento de quiebre de la historia argentina, la de la crisis de 2001, en la que el enojo se expresó también en las urnas. La participación electoral alcanzó entonces el 73 por ciento. «Los números de este domingo son grados de apatía, de indiferencia. En este caso, el enojo se expresó […] en un “que se vayan todos” silencioso. Una procesión interna de malestar, de desconexión con una elección en la que la mitad de la gente sintió que no le estaban hablando a ellos», dijo el periodista, y destacó los altísimos picos alcanzados por la abstención en los barrios populares de la capital: 80 por ciento en la Villa 21-24, de Barracas, 70 por ciento en la Villa 31.

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