El título de este disco me hace acordar a mi niñez con veranos en la Costa de Oro de Canelones, cuando los uruguayos de la clase media bautizaban a sus chalets con siglas armadas a partir de los nombres de sus hijos: “Estel-Jor-Car”, “Ali-Mar”, y otros miles y miles de nombres por el estilo.
Si fuera una casita de balneario, los hijos de sus dueños se llamarían Lucía, Diego y Queyi, haciendo referencia a Mariana Lucía, Diego Drexler y Queyi (Eugenia López Nozal), quienes no tienen otra hermandad que la música. Por eso han decidido participar de un proyecto colectivo al que han catalogado en más de una entrevista de prensa como “un laboratorio de música” y un espacio de “improvisación e investigación”.
Bien, todo proyecto de música creativa es, de algún modo, un laboratorio. En cuanto a lo de la improvisación e investigación, en realidad no parece ser el caso, ya que el disco –grabado en días sucesivos, el 5 y el 6 de agosto de 2016 en la sala Hugo Balzo del Sodre– no parece tener espacio alguno para lo imprevisto o aleatorio y más bien suena a un producto perfectamente acabado, ensamblado y ensayado al dedillo.
Los tres intérpretes principales son reconocidos músicos de nuestro medio. Mariana Lucía, cantautora y guitarrista brasileña, de padres uruguayos, lleva ya cuatro discos editados, cantando tanto en español como en portugués. Ha compartido proyectos con Hugo Fattoruso y Martín Buscaglia, y ha sido invitada a participar en una presentación nada menos que de Gilberto Gil.
Eugenia López, “Queyi”, es una pianista y cantautora española nacida en Palencia, quien reside en Uruguay desde 2009. Esta licenciada en filología y graduada del Conservatorio Superior de Salamanca lleva editados en nuestro medio cinco discos y un DVD.
Diego Drexler es el menor del trío de los Drexler que, junto a sus hermanos Jorge y Daniel, son notorios músicos. Fue fundador de la banda pop Cursi allá por 1997. Compositor, cantante, multinstrumentista, editó su primer disco solista para Ayuí en 2014.
Cabe señalar que los tres protagonistas de Ludique son acompañados por los músicos Ariel Migliorelli en teclados y programación, y Nico Constantin en batería y coros.
Este primer álbum de Ludique presenta una preciosa colección de canciones de base pop, con muchas y muy buenas ideas melódicas, interesantes textos, imaginativas orquestaciones y, como si todo ello no bastase, hermosas armonías a varias voces.
Este es uno de esos discos en los que cuesta destacar unas canciones sobre otras, dado el interés que todo el material tiene. Sin embargo, en mi opinión, son especialmente disfrutables “Inocente”, de Mariana Lucía, con mucho gancho melódico; “Sobre esdrújulas”, de Diego Drexler, que si bien juega con las palabras acentuadas en la penúltima sílaba como alguna vez lo hizo Viglietti en “Esdrújulo” y también Dino en su canción “Mujer esdrújula” (sobre un añejo texto del político y poeta Juan Carlos Gómez), es igualmente efectiva; la preciosa balada “Amor”, de Queyi, con estupendas armonías vocales; “El loco”, de Drexler; “Todo fue soñado”, compuesta por los tres integrantes de Ludique y “Mozambique mantra”, tema compuesto por Mariana Lucía y cantado en su perfecto portugués con su voz aguda, que recuerda por momentos a Marisa Monte.
Está muy bueno que músicos de talento sumen esfuerzos para lograr productos tan atractivos y disfrutables como éste. Ojalá este laboratorio de música siga trabajando a full elaborando remedios musicales contra el tedio y las fórmulas perimidas, como sin dudas es este disco.