Si alguien se preguntase qué tienen en común Jorge Lazaroff, Jorge Galemire, Fernando Cabrera, Leo Maslíah, Mauricio Ubal, Rubén Olivera, Diego Kuropatwa, Asamblea Ordinaria, Luis Trochón y Diego Díaz, la respuesta sería un simple nombre: Coriún Aharonián.
Todos ellos –y muchos otros– fueron alumnos de los hoy legendarios seminarios de análisis mesomusical dictados por el inolvidable, gravitante y polifacético músico y docente responsable de hacer un enorme aporte al desarrollo de varias generaciones de músicos populares uruguayos.
Eran seminarios enriquecedores, por supuesto, pero también increíblemente divertidos. Y bien lo sé porque fui parte de esos encuentros en un apartamento del Parque Posadas durante cinco años.
Las huellas de todos quienes se formaron junto con Coriún siguen apareciendo una y otra vez en el medio musical local. Hay un nuevo integrante de ese grupo: Ariel Pérez, quien bajo el seudónimo Pope en Banda ha editado su disco Urvbanidad (sí, se escribe así, no es una errata).
Como en el caso de la obra de todos los anteriormente citados, encontramos un fanático cuidado de los detalles, una prolijidad inmaculada, un amplio desprejuicio para proponer música en ocasiones “rara”, un compromiso en los textos y una amplia paleta de matices en los arreglos instrumentales.
Lo conocí a Pope poco tiempo antes de la edición de este hermosísimo disco, en un estudio de la Radio Universitaria, donde coincidimos por pura casualidad. Allí lo vi cantar dos preciosas canciones y me sorprendió con su talento de autor e intérprete, además de escucharle hablar del tiempo que vivió en Perú y de su admiración por ciertos nombres de la canción uruguaya que yo tampoco puedo dejar de venerar.
Esa impresión inicial más que favorable se ve reafirmada –y aumentada– al recorrer los surcos de este disco que muestra uno de los cantautores más interesantes que han debutado en las grabaciones recientemente.
Pope y sus dos acompañantes principales se autodenominan “trío semiacústico”. Junto con Ariel Pérez están, entonces, Ignacio Alonso en percusión y Manuel Mendizábal en bajo.
El disco llevó dos años de trabajo, ya que se grabó desde abril de 2014 a junio de 2016. El fruto de tanto trabajo se advierte claramente en los diez temas que dan forma a esta edición cuidada y disfrutable de punta a punta.
Ariel tiene una voz de tesitura aguda, que por momentos hace recordar a la de Luis Trochón –¿se acuerdan de cuando Luis Trochón cantaba?–, que maneja con invariable gusto y expresividad, navegando a través de canciones de muy interesantes melodías y textos de alta calidad e imaginación.
Este Urvbanidad es uno de esos discos en los que se vuelve realmente muy difícil destacar ciertas canciones por sobre otras, ya que todo el material es igualmente relevante.
De todas formas, hay momentos particularmente brillantes que no es posible soslayar. La balada blueseada “Guillermina”, que abre el disco, es uno de esos momentos, con su hermosa melodía y su interesante texto. Lo mismo sucede con la milonga “Anti anti”, que acumula nombres de medicamentos al mejor estilo Leo Maslíah, con gran eficacia. El tema rock “Bienvenida al mundo” plantea con inusual crudeza la crueldad de una madre hacia una hija y es especialmente removedor. La “Zamba de la patria herida” es un retrato tan lúcido como duro de nuestro país y su texto es realmente excepcional.
No menos relevantes son la mateística “Prospecto adjunto” y “Capitalismo autobiográfico”, otro texto, este último, de cruda lucidez.
Siguiendo cierta tendencia imperante, este es un disco de breve duración, que nos deja con ganas de más.
Es de esperar que Ariel “Pope” Pérez y sus músicos aparezcan una y otra vez tanto en vivo como en nuevos discos, en un medio musical necesitado de productos de esta calidad y donde el género canción está en crisis.
Desde donde está, Coriún sonreirá satisfecho cada vez que este disco suene allí donde alguien que aspira a un producto de real nivel lo eche a rodar.