El país parece encaminarse bastante distraído a un auténtico cruce de caminos. En medio de una campaña muy light, en la que los gestos y los formatos publicitarios tienden a predominar sobre la confrontación de contenidos, la ciudadanía uruguaya no parece advertir la inminente relevancia de su decisión. Fragmentada como la sociedad que le sirve de continente, la población deviene en una multiplicidad de electorados, segmentados y dispersos, cada uno de los cuales define sus opciones en función de lógicas y racionalidades diferentes. El escenario emergente no parece ser bien entendido por quienes definen el rumbo de algunas de las campañas en curso, más preocupadas en “convencer a los convencidos” que en ganarse el favor de los “no creyentes”, ese segmento de votantes que, con seguridad, s...
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