Entre las muchísimas cosas que la dictadura se llevó del Uruguay en el que nacimos y crecimos se encuentra un montón de músicos que debieron subsistir donde fuera: Venezuela, México, España, Australia, Brasil, Holanda, Francia…
Una generación de músicos locales que fue diezmada por el autoritarismo reinante, debiendo ir al amargo exilio muchas veces a trabajar de lo que fuera hasta que pudieran volver a ejercer su profesión.
Por Francia anduvieron, entre otros, en algún momento, Daniel Viglietti, Jaime Roos, Carlos “Pájaro” Canzani y Ricardo Torres, un músico uruguayo e ingeniero urbanista al que no le ha ido nada mal en el medio musical galo, al punto de haber editado allí su último disco, Médanos, que acaba de aparecer en el mercado local a través del sello Ayuí-Tacuabé.
De acuerdo a lo que este cronista pudo leer en determinados contactos de prensa recientes, Ricardo se siente ligado a ritmos como el candombe, la murga, el jazz y el rock. Escuchando su material, en realidad comprobamos que navega por una suerte de pop-rock con ciertos toques de funky y ocasionalmente algún leve elemento de candombe.
Médanos ha sido escrito por Torres con apenas dos excepciones: el tema “Melancolía”, de Fernando Cortizo sobre texto del poeta Rubén Darío, y “Sonreír”, letra y música de Alexis Martínez.
El disco ha sido grabado estupendamente en París y cuenta con una excelente banda de acompañamiento integrada básicamente por músicos franceses.
Si hiciéramos una evaluación de méritos, en orden decreciente, diríamos que lo más logrado del disco viene por el lado de los arreglos instrumentales y la solidez y energía de la banda de acompañamiento, que invariablemente se luce en su tarea.
Un escalón más abajo pondríamos la voz solista de Torres, que es muy afinado, que muestra muchísima entrega, con ese tipo de canto “con sufrimiento” que le va muy bien a su timbre, desplegando además un vibrato muy bien logrado, pero que, en la audición total del disco, se repite demasiado en su gama de limitados recursos expresivos.
El punto más bajo tiene que ver con las autorías, ya que sus melodías también repiten determinados giros una y otra vez y se parecen demasiado entre sí; los textos tampoco muestran una poética especialmente inspirada.
Pero el total es bastante seductor e indica que vale la pena conocer su obra presente y, si es posible, también la previa.
En tal sentido es bienvenida la iniciativa del sello Ayuí, con su eterno aporte a la difusión de los creadores musicales uruguayos, de poner este material en el mercado local.
Médanos muestra unos cuantos puntos altos: “Los médanos”, que abre el disco, tiene mucha fuerza con su mezcla de funky y candombe; hay un par de muy lindos temas de base pop, como “San Cono blues de la calle” y muy especialmente “Melancolía”, así como también algunas baladas particularmente logradas, como “Declaración”, “Banca” y “Sonreír”. Sobre el final del disco aparece un potente rock llamado “Rock pa’vos”, tocado con mucha fuerza y que muestra una clásica progresión armónica antigua como el rock mismo: mi mayor, sol mayor, la mayor, que todo pibe aspirante a roquero aprende a tocar desde chiquito y que siempre funciona. También hay un tema cantado en francés: “Faux semblant”.
Una interesante oportunidad para conocer más en directo la música de este uruguayo radicado largamente en París será la presentación del disco ante el público montevideano, que tendrá lugar el jueves 22 de febrero en la sala Hugo Balzo del Sodre. Esa noche, Torres estará acompañado por la banda Uyala, y abre el espectáculo, como invitado especial, Fernando Cortizo. Se recomienda.
Médanos. Ayuí, 2017.