La presencia desmedida de las fuerzas de seguridad aportó un clima asfixiante a las manifestaciones, y una tensión permanente. En el aniversario de las protestas de Seattle de 1999, la marcha en la capital argentina no frenó las actividades protocolares, pero dejó testimonio de un pueblo en resistencia.
“¡Que se vayan todos! ¡Que no quede uno solo!” Con ese grito colectivo, el viernes 30 de noviembre, faltando 15 minutos para las 17 horas, una caravana de aproximadamente diez cuadras dobló desde la avenida 9 de Julio y entró por Avenida de Mayo. Dos horas antes, del cruce de San Juan y la avenida más ancha del mundo había partido la manifestación contra el G 20 en Buenos Aires. Allí se fueron acomodando las columnas de las distintas organizaciones políticas y sociales, como el Partido de l...
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