«A los políticos les encanta el tracking. Es una inyección de adrenalina cotidiana. Cuando hacés un tracking diario se supone que todos los días tenés información. Y entonces los políticos te preguntan diariamente y se frustran, porque la respuesta en general es que más o menos tienen el mismo apoyo que el día anterior. De una semana a la otra puede haber variaciones de uno o dos puntos, incluso más significativas. Día a día es difícil verlas. Pero después de que un político se empieza a drogar con el tracking, lo necesita a diario.»
El comentario es del sociólogo Federico Irazábal, consultor en comunicación política y responsable de un módulo sobre aprovechamiento de datos en campañas electorales que se dictó este invierno en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la ...
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