En Memorias de una mujer negra la narración avanza y retrocede, no hay un orden cronológico. Pero los capítulos están atados por una voz narrativa al mismo tiempo múltiple y singular, que se expresa en una variedad de registros: recuerdos de la autora, textos poéticos –uno suyo, muy intenso, llamado «Miedo blanco», y otro de su tío abuelo, el poeta Juan Julio Arrascaeta–, breves ensayos, reproducciones de artículos periodísticos o de documentos oficiales.
Al hablar de su experiencia como mujer negra, cuenta una historia sobre su nombre: «Porque yo me puedo decir negra, ¿por qué no?, pero no permito que otro me lo diga, mi nombre es Beatriz, y el segundo Isidra, que aprendí a quererlo, porque Isidra era una brasileña, suegra de Arrascaeta. Como mi mamá perdió a su mamá cuando tenía 2 años, ...
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