Como si pusiera en jaque al rey en una jugada inesperada de una partida de ajedrez, el presidente Luis Lacalle Pou anunció durante su discurso en la Asamblea General un proyecto de «vital importancia» que costaría 200 millones de dólares: el Neptuno. La iniciativa, que surge de empresas privadas de renombre como Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast –nucleadas en Consorcios del Agua–, supone una nueva captación de agua desde el Río de la Plata, una nueva planta potabilizadora que se construirá entre Arazatí y Bocas del Cufré (San José) –que complementaría a la de Aguas Corrientes– y una tubería de aducción de más de 80 quilómetros de longitud.
El desabastecimiento de agua en la capital y sus alrededores no es noticia. El exministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro advertía de la situación d...
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