De cada crisis, el capitalismo parece resurgir con
mayor fuerza. Macron en Francia, Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil…
El mundo capitalista aprovecha el descontento ciudadano para afianzar gobiernos
más autoritarios y cada vez menos democráticos que, paradójicamente, consolidan
los intereses de las poderosas elites en nombre de mayorías electorales.
Este
mundo no es ni pardo ni negro. Vistiendo un ambo gris oscuro, una corbata a
rayas y un portafolios de ejecutivo, desayunando en Hong Kong y cenando en
Múnich, transita hacia una nueva forma de globalización: el neofascismo de
mercado. En principio, el matrimonio entre neoliberalismo y fascismo sugiere
una imposibilidad lógica. El fascismo era representado por un fuerte
sentimiento nacionalista y un Estado encerrado en sí mismo, ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate