Restituciones - Semanario Brecha
A 80 AÑOS DEL NACIMIENTO DE ELENA QUINTEROS

Restituciones

Elena quinteros Federación Anarquista del Uruguay

Agosto se cerró con una gran noticia. Los restos de Ricardo Altamirano Alza, sorianense que a principios del mes que acaba de terminar hubiera cumplido 91 años, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Habían sido hallados en 2009 junto a otro cuerpo –ambos con disparos de arma de fuego– en una tumba anónima en el cementerio Santa Mónica de Merlo, provincia de Buenos Aires, y ahora los antropólogos lograron establecer su identidad. Así lo informó Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos en su cuenta de Instagram el 31 de agosto. Un día antes se había conmemorado el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Ahora nos aproximamos a otra fecha muy significativa. El 9 de setiembre, Elena Quinteros hubiera cumplido 80 años. Al igual que cualquier persona, mientras vivió, en cada aniversario Elena sumó años. Eso hizo, con seguridad, durante 30 años. Los primeros, junto con Tota y Roberto, sus padres, en el barrio obrero de Jacinto Vera. Otros, después, con sus compañeras del colegio de las «Domínicas» donde se educó. Luego, junto con sus compañeros de la Agrupación 3 de Magisterio. Ya en los convulsionados sesenta, junto con sus compañeros de la Resistencia Obrero Estudiantil. Después, en Argentina, con quienes el 26 de julio de 1975 habían fundado el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).

Algunos de esos aniversarios transcurrieron en momentos muy especiales para ella. Sus 25 años los cumplió en la cárcel de Cabildo. Y de creerle a las «verdades posibles» de la Comisión para la Paz, sus 31 años la encontraron aún con vida en el centro clandestino de detención 300 Carlos del Batallón 13 de Infantería. Allí, posiblemente, se le puso fin al transcurso de su tiempo y fue su último cumpleaños. En ese lugar, Elena sufrió y resistió, porque aun allí era posible seguir resistiendo y peleando.

Si esa parte de la «verdad posible» referida a la ejecución de Elena en los primeros días de noviembre de 1976 fue cierta, probablemente la Parda se reencontró con la veintena de sus compañeros del PVP trasladados en el segundo vuelo y juntos fueron ejecutados cobardemente por la dictadura.

Para Elena, los años no pasan, se pasea aún con su sonrisa fresca o su seriedad respetuosa en los carteles que Tota ya no puede portar por las calles de Montevideo cada 20 de mayo, pero que, como solía decir el Loco Duarte, hoy levantan «manos amigas y brazos compañeros». Desde aquel 26 de junio de 1976 en que fuera secuestrada del apartamento 103 de Ramón Masini 3044, y desde su intento de conquistar la libertad el 28 de junio en la embajada de Venezuela, Elena sigue resistiendo y siempre vuelve.

Pero Elena festejó su cumpleaños de muchas formas que seguramente nunca soñó. Lo festejó cuando una Escuela decidió llevar su nombre. Y estos 80 años no serán la excepción. Además de las actividades que organizará la coordinadora por el mes de Elena, el apartamento que en 1976 fue su lugar de resistencia a la dictadura será señalizado como un sitio de memoria que se encamina a quedar fuera de la órbita de las Fuerzas Armadas para que, 49 años después, esté al servicio de hacer realidad los fines que ella persiguió con su entrega sin límites.

Pero debería haber algo más para sumar a los recientes procesamientos de tres exintegrantes del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas. En 2008, se conoció una serie de documentos del período de la dictadura sobre Elena. A pesar de que hasta el día de hoy integra la larga lista de detenidos desaparecidos, en esos archivos no había información sobre sus secuestros en Ramón Masini y en la embajada de Venezuela, y, menos aún, sobre el paradero de sus restos.

Se trataba de su legajo como maestra, que culminaba con su destitución el 9 de junio de 1975.
Esos documentos que sobrevivieron a la dictadura y se encontraron en un viejo depósito de la calle Bartolomé Mitre incluyen las «razones» por las que le fue quitada su condición de maestra pública: abandono del cargo y un proceso en la justicia penal iniciado en 1969, en el que aún no se había establecido su responsabilidad.

Su hallazgo tres décadas después de haber sido creados los documentos es la señal reiterada de que Elena siempre vuelve, y cada vez que lo hace, es para decirnos algo. Efectivamente, la carpeta con los legajos de su labor en escuelas de Primaria, al tiempo que nos habla de su historia como maestra, nos conduce silenciosamente a un capítulo que casi medio siglo después, cuando cumple sus 80 años, debemos abocarnos a cerrar: una ilegítima destitución que, en lo que es posible, se debe reparar.

Esa injusticia está minuciosamente registrada en dos expedientes distintos que se complementan: uno judicial, en el Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de Quinto Turno, en el que se investigaba la presunta responsabilidad de Elena de «asistencia» a una asociación para delinquir,1 y otro expediente, en Primaria, en el que es finalmente destituida como maestra en 1975, después
de que debió abandonar el país a raíz de múltiples detenciones de integrantes de la Resistencia Obrero Estudiantil.

El cuerpo interventor de la enseñanza la destituye el 9 de junio de 1975 –año que la dictadura denominó de la Orientalidad– a pesar de que aún no se había dictado sentencia definitiva sobre su culpabilidad en la justicia penal y de que Elena no ocupaba su cargo a raíz de la persecución de que era objeto. Sin embargo, dos años después, el 27 de abril de 1977, la justicia penal ordinaria dictaminó su inocencia y fue sobreseída.

Si Elena Quinteros no fuera una detenida desaparecida, culminada la dictadura hubiera sido restituida como maestra, condición que acompañó el grito de su nombre cuando fue secuestrada de los jardines de la embajada. Sería un bienvenido gesto simbólico que, en su aniversario, las actuales autoridades de la enseñanza cumplieran ese acto de restitución ante sus compañeros de la Federación Uruguaya de Magisterio.

  1. La actividad docente de Elena Quinteros en 1969 tenía lugar en la Escuela 195 de Pando, ubicada en el barrio Estadio, cuando, el 21 de octubre de 1969, fue detenida en un allanamiento en la finca de la calle Calderón de la Barca 1953. ↩︎

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