Uno de los lanzamientos más destacables en cuanto a música en este mayo argentino fue Ahora y siempre (2018), el nuevo álbum de la Fernández Fierro, que aterrizó con furia y agrega otra cuenta al vasto collar del nuevo tango argentino. La Fernández Fierro (que al parecer se ha desprendido de la denominación “orquesta típica”, otrora parte de su nombre) es una de las caras más visibles de una generación de tangueros que desde el año 2000 a esta parte han generado sus propios circuitos, medios de difusión y festivales en la vecina orilla. La propuesta de estas generaciones se aleja con firmeza de estilos pasados, al tiempo que ha forjado ya una nueva sensibilidad tanguera. Organizada de forma cooperativa, la orquesta tiene en Buenos Aires su propio Club Atlético Fernández Fierro (Caff), desde donde se presenta casi todas las semanas, además de Radio Caff, una radio online que con un formato cosmopolita y contundente funciona como correa de trasmisión de estos nuevos aires tangueros, y que fue nominada a los premios Martín Fierro de este año como mejor radio nativa digital.
Ahora y siempre está a tono con los tiempos que corren en Argentina; con apenas nueve temas, la orquesta avanza con su reconocible ritmo frenético por un paisaje letrístico desolador. Algunos de sus integrantes han reconocido que hay una búsqueda de equilibrio entre la poesía y el compromiso político y social, que nunca deja de generar fricciones (que por otra parte son moneda corriente por estos lugares). “Subrealidad”, el primer tema del disco, bien podría funcionar a modo de manifiesto del universo poético que han ido refinando desde sus primeras grabaciones. Asimismo, este es el primer registro de estudio con la voz de Julieta Laso acompañando a la orquesta luego del alejamiento de Walter Laborde; anteriormente habían lanzado En vivo (2014), donde Laso interpretaba parte del repertorio de la Fernández Fierro al tiempo que ensayaban los primeros pasos de lo que finalmente han sacado a la calle este mayo. El timbre aguerrido de la cantante y actriz porteña le sienta perfecto a la orquesta, que con su locomotora de bandoneones va llevándose puestas las canciones, al tiempo que los violines pasan como grandes olas de un río vuelto mar furioso, muriendo muchas veces sereno en la orilla al terminar la canción.
A partir de la mitad del disco la orquesta explora el recurso de la repetición incansable de algunos motivos o frases melódicas. En “6:25” por ejemplo, el piano y el contrabajo van marcando el ritmo del tic-tac; el despertador del explotado que se dobla ante la rutina de su trabajo. En los dos temas siguientes, “Comezón” y “Demolición”, lo que en principio era una mera coincidencia en la terminación de los nombres pronto se convierte en una repetición de breves líneas melódicas que se contagian de una canción a otra, llevando por momentos a la crisis la típica estructura estrofa-estribillo, con esa agridulce sensación del giro y mareo, tambaleante y repetitiva.
Una gran sorpresa cierra el disco con “Brujos y científicos”, tema de Tabaré Cardozo grabado originalmente para su disco Malandra (2014), y en aquella ocasión cantado a dúo con Fernando Cabrera. La interpretación de la Fernández Fierro le imprimió su sello a este canto a los poetas urbanos.
Para más información habrá que esperar al sábado 9 de junio, cuando se presenten en Plaza Mateo junto a Milongas Extremas.