Se supone que tocar con precisión rítmica es un atributo de cualquier músico profesional y que tener cierto swing es importante si uno hace música popular. Pero hay algo medio incontrolable en ese factor swing: hay algunos músicos que tienen un swing excepcional, su forma de tocar tiene ese sabor, ese fuego que induce poderosamente al baile, que mueve, que sacude. Uno puede entrenar para tener mucho más swing que lo que tuvo hasta entonces, pero alcanzar un swing excepcional es como ser excepcionalmente sexy o excepcionalmente gracioso o excepcionalmente carismático: es un don. João Donato lo tenía. Más que eso: era de esos músicos que, a pesar de tener un gran refinamiento y sensibilidad en lo armónico y contrapuntístico, le otorgaba al empuje rítmico un lugar central, autosuficiente, aun...
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