Los movimientos vienen levantando la temperatura de este invierno. Son difíciles de clasificar ideológicamente, abordan temas de gran complejidad y, aunque los estudios de opinión pública relativizan su penetración en la ciudadanía, hay quienes –con fundamentos de consideración– entienden que el futuro de la izquierda tiene mucho que ver con ellos.
¿Hay un denominador común en la agitación virtual contra la instalación de la nueva papelera, las concentraciones de vecinos contra la construcción de una terminal de Buquebus en el dique Mauá y la campaña de recolección de firmas para plebiscitar las reformas introducidas en la ley de riego?
¿Revelan estas movidas una preocupación compartida por los bienes comunes, esos que como el viento no son públicos ni privados, esos que estaban ahí antes ...
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