Una nube se hace con agua - Semanario Brecha
La opacidad de la información ambiental en el sector tecnológico

Una nube se hace con agua

El sistema de enfriamiento del data center que Google prevé instalar en Uruguay demandará hasta 7.600 metros cúbicos de agua potable por día, volumen equivalente al consumo diario de 55 mil personas. Por orden de la Justicia, el Ministerio de Ambiente proporcionó la información, pero otros aspectos del proyecto aún permanecen en estricta reserva.

Data center de Google en Dallas. GOOGLE

Si se puede aprender a hacer el nudo de la corbata mirando Youtube, preguntarle a Google la receta del pan, enterarse de las noticias por la pantalla del teléfono o pasar un domingo entero viendo series online, es porque toda esa información está guardada en alguna parte. Es fácil olvidar el tiempo no tan lejano en el que se podía vivir prescindiendo de las bondades de la nube, el lugar en el que casi todo se encuentra (y cuyo nombre hace acordar al cielo, donde queda lo divino). Eso sí, la humanidad ya advirtió que el avance de la tecnología no resolverá todos sus problemas y que, incluso, le creará nuevos. Además, como tantas otras actividades, la digital también contamina.

En el mundo, los data centers (centros para albergar servidores que almacenan la información) suscitan inquietudes por los importantes volúmenes de agua y energía que precisa la refrigeración del equipamiento informático. La preocupación por los impactos ambientales de las instalaciones ha sido consignada por instituciones como el Centro de Copenhague para la Eficiencia Energética. En un informe avalado por las Naciones Unidas, este centro sostiene que el uso que hacen del agua estos emprendimientos «puede causar problemas de disponibilidad en el entorno local (escasez para los ecosistemas, el consumo humano y otros sectores competidores como la agricultura), así como posibles daños a los ecosistemas por la contaminación térmica al devolverse el agua a los ríos a una temperatura más elevada».1

El último reporte ambiental de Google afirma que el consumo de electricidad y de agua de la empresa a nivel mundial, para data centers y otros usos, se duplicó en 2021 respecto a cinco años atrás,2 porque el avance de la tecnología implica una mayor explotación de los recursos naturales (agua, minerales y energía).

En términos de energía, el documento del Centro de Copenhague señala que en 2020 los data centers representaban aproximadamente el 1 por ciento de la demanda mundial de electricidad, proporción que superará el 6 por ciento en 2030. Ayer El País de Madrid informó que el auge de las herramientas de inteligencia artificial, como Chat GPT, «dispara las previsiones del consumo mundial de energía de los centros de datos, que podría quintuplicarse».

METROS CÚBICOS

Los posibles perjuicios ambientales de los data centers han sido objeto de controversia en distintas latitudes. Es el caso de la localidad chilena de Cerrillos, que, en 2020, mediante acciones legales, detuvo los planes de Google para construir un centro de datos que pretendía proveerse de agua de un acuífero. Teniendo en cuenta antecedentes como este, el año pasado el investigador en ciencias sociales y docente universitario Daniel Pena hizo un pedido de acceso a la información pública al Ministerio de Ambiente (MA) para conocer la cantidad de agua y energía que insumirá el proyecto de Google en Uruguay (véase recuadro «De callado»).

Amparándose en el «secreto comercial» y a pedido de la empresa subsidiaria de Google en Uruguay, Eleanor Application, el organismo había dispuesto la confidencialidad de los detalles sobre el consumo de agua y energía y los referidos a las aguas residuales (datos valiosos en términos ambientales porque el agua evacuada tiene productos químicos, además de temperaturas más elevadas). Con base en estas consideraciones, el MA negó la solicitud y el caso pasó a la Justicia, que luego instó al organismo a dar la información referida al agua. El ministerio apeló, pero la sentencia fue confirmada por el Tribunal de Apelaciones, que entendió que el acceso a la información sobre qué usos se hace o se planea hacer del agua es un derecho de la ciudadanía que debe anteponerse a los intereses económicos (véase «Se confirma», Brecha, 1-III-23). A comienzos de mes, parte de la información declarada secreta fue entregada: las torres de enfriamiento (pieza fundamental del sistema de refrigeración) demandarán hasta 7.600 metros cúbicos de agua potable por día (228 mil metros cúbicos al mes).

El documento, al que accedió Brecha, afirma que este valor implica la demanda de agua pico para los meses más cálidos. Para los períodos más fríos, se estima que el funcionamiento de la instalación insumirá el 67 por ciento de ese volumen. El texto también señala que el consumo de agua suele ser inferior al pico previsto, aunque «el escalamiento exacto» no puede ser definido porque dependerá de la demanda del servicio.

La Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua estima que el consumo promedio mensual de un hogar, integrado por tres o cuatro personas, es de 15 metros cúbicos (15 mil litros). Ello significa que el volumen pico que utilizará este data center por día equivale al consumo diario de alrededor de 55 mil personas.

¿Y POR CASA?

El data center de ANTEL, ubicado en Pando, es el más grande del país en términos de posibilidades, aunque aún no funciona en su máxima capacidad. En su momento, el anuncio de la instalación del data center de Google creó expectativa, puesto que inicialmente se informó que su capacidad sería diez veces mayor a la de ANTEL.

Según datos proporcionados por fuentes de OSE, el promedio de agua consumida en los últimos diez meses por el data center de ANTEL se ubica entre 150 y 200 metros cúbicos mensuales. En ese período, el pico máximo fue de 293 metros cúbicos de agua consumidos. Las cifras contemplan el funcionamiento de las oficinas, además de la refrigeración (a diferencia del dato de Google, que refiere únicamente a las torres de enfriamiento y no a la totalidad del proyecto), aunque este consumo es marginal respecto al de la refrigeración de los servidores.

Profundizar sobre los impactos del proyecto de Google implica, entre otras variables, conocer, además, los datos sobre la energía que empleará. Ambos factores son indisociables en la ecuación ambiental: aumentar la eficiencia del uso del agua implica más energía. Pena calculó, con base en antecedentes, que el proyecto precisaría un volumen de electricidad equivalente al 30 por ciento del consumo residencial total nacional de 2021, lo que, en condiciones meteorológicas adversas, como la actual sequía, podría implicar menos incidencia de fuentes renovables en su generación.3

Las autoridades de UTE afirman que con la planificación actual del organismo «no hay inconveniente para cubrir la demanda de energía requerida por Google». En la misma línea, el director de OSE en representación del Frente Amplio, Edgardo Ortuño, considera que se puede garantizar la demanda de agua de la multinacional, especialmente si se llevan adelante determinadas obras.

En términos ambientales, aún son varias las piezas que continúan en la sombra, desperdigadas y bajo llave. Con tanto secretismo, difícil armar el rompecabezas.

1. Sostenibilidad ambiental de los centros de datos: Necesidad de un enfoque de impacto múltiple y ciclo de vida, Centro de Copenhague para la Eficiencia Energética, 2020.

2. Google Environmental Report, 2022.

3. Según información institucional, el centro de datos de ANTEL puede emplear hasta 12 megavatios de potencia, equivalente al consumo de energía de «media ciudad de Pando».

*Una versión anterior de esta nota contenía errores respecto al consumo de agua del data center de Antel. Los datos fueron corregidos en la versión actual. A los lectores, las disculpas del caso (24-III-23).

De callado

Las negociaciones con Google comenzaron en el último gobierno frenteamplista, en estricta confidencialidad y fueron anunciadas con entusiasmo, pero sin detalles. A mediados de 2021, la multinacional comunicó la adquisición de 30 hectáreas en la zona franca del Parque de las Ciencias, en Canelones. Al día de hoy no se conocen posteriores avances concretos (tampoco hay fecha para su materialización), pero fuentes vinculadas al proyecto afirmaron a Brecha que la empresa trabaja, sigilosamente, en la adaptación del diseño original y que quienes están dedicados a la tarea lo hacen bajo contratos con cláusulas de confidencialidad. «En ese tema se va al ritmo de ellos. Están dando los pasos para instalar el data center, pero, en definitiva, depende de su decisión a escala global», sostuvo una fuente del Ministerio de Industria, Energía y Minería.

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