Esperanto
“Urugvajo. Grandigâs je turistoj. Grandigâs je servoj”,1 reza un folleto del Ministerio de Turismo en una mesa del Ateneo de Montevideo, entre otros igualmente incomprensibles para profanos. Es esperanto, la lengua artificial que, aun habiendo leído bastante sobre ella antes, despertó mi curiosidad en la plaza Zabala hace unos días: no era inglés pero la hablaban fluidamente varias personas de procedencias muy diversas.
El heterogéneo grupo estaba en Montevideo para la 47ª Conferencia Anual Internacional de la Liga Internacional de Docentes Esperantistas (ilei, que tiene la particularidad de que no se trata necesariamente de docentes de esperanto, sino de docentes en general que hablan esta lengua), con actividades a lo largo de varios días. Entre ellas un simposio y una feria ...
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