Úselo y tírelo - Semanario Brecha
Israel vuelve a abandonar a sus rehenes a su suerte, a pesar de la protesta de sus familiares

Úselo y tírelo

Las familias de rehenes israelíes dicen haber quedado «indefensas» y a la deriva después de que Israel rompiera el alto el fuego. A pesar de la intensificación de sus protestas contra la reanudación de la guerra, el gobierno israelí no las escucha y Trump parece haber perdido todo interés.

Einav Zangauker habla frente a parientes y activistas en la Franja de Gaza, el 18 de marzo Afp, Menahem Kahana

Unas horas después de que Israel rompiera abruptamente el alto el fuego en Gaza, algunos miembros del grupo de familias de rehenes Sha’ar Begin se despertaron en sus tiendas de campaña cerca de una de las entradas del cuartel general de las Fuerzas de Defensa de Israel. Durante los últimos diez días, habían estado acampando en ese lugar del centro de Tel Aviv como parte de lo que Einav Zangauker, lideresa no oficial del grupo y madre del rehén Matan Zangauker, llamó la operación Otef Kirya (en hebreo, «sitiar el cuartel general»). «Estamos aquí para impedir con nuestros cuerpos que el primer ministro Benjamin Netanyahu regrese a luchar en Gaza», dijo Zangauker a los medios israelíes el día en que se levantaron las primeras tiendas.

Al principio, parecía que el creciente número de activistas y sus partidarios, que ahora llenaban alrededor de 100 carpas debajo del puente que conecta el cuartel general y el centro comercial adyacente, estaba haciendo que el movimiento tomara impulso. Durante el día, organizaron una variedad de acciones de protesta: carreras matutinas alrededor del cuartel general lideradas por Zangauker, actividades para padres e hijos centradas en la lucha de las familias de rehenes y sentadas silenciosas. Por las noches, realizaron manifestaciones que atrajeron a cientos y, a veces, miles de participantes, bloquearon el tráfico y pidieron a los conductores que salieran de sus automóviles mientras leían en voz alta los nombres de los 59 rehenes que aún estaban retenidos en Gaza.

Desde que el invierno pasado se separó del Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas –la principal organización que representa a las familias de rehenes– debido al enfoque comedido del foro y su renuencia a enfrentarse directamente al gobierno, Sha’ar Begin ha señalado al primer ministro como el principal obstáculo para un acuerdo de paz. Adoptando tácticas de confrontación y a veces incluso teatrales (como colocar una mesa de Shabat en medio de la autopista Ayalon y prenderla fuego), los miembros de Sha’ar Begin han sido consistentes en exigir la liberación inmediata de todos los rehenes a cambio del fin inmediato de la guerra.

Han logrado atraer una amplia atención, particularmente en los medios de comunicación internacionales: varios rehenes liberados han informado que vieron las protestas del grupo en canales de noticias árabes mientras estaban en cautiverio. Pero si bien sus protestas pueden haber fortalecido el ánimo de algunos de los rehenes en Gaza y haber mantenido el tema en la agenda pública, pronto quedó claro que el gobierno israelí no los estaba escuchando.

En las primeras horas de la mañana del martes, el ejército reanudó sus bombardeos sobre la Franja de Gaza y mató a más de 400 palestinos e hirió a cientos más tan solo esa noche. Desde entonces, varios centenares más han muerto, mientras las fuerzas terrestres israelíes han comenzado a recuperar zonas de Gaza que habían abandonado como parte de la primera fase del acuerdo de alto el fuego. «A partir de ahora, las negociaciones solo se llevarán a cabo bajo fuego», declaró Netanyahu en la televisión israelí tras la reanudación de los ataques.

Después de que se conoció la noticia, Zangauker, acompañada por su hija, Natalie, y la novia de Matan, Ilana Gritzewsky,
quien fue llevada cautiva junto con él el 7 de octubre y liberada en el primer acuerdo de rehenes a fines de noviembre de 2023, encabezó a un puñado de miembros del grupo Sha’ar Begin en una marcha hacia la valla de Gaza. Partiendo del kibutz Nir Oz, donde fueron secuestrados Matan e Ilana, Zangauker y sus compañeros activistas pronto alcanzaron la barrera de alambre de púas que precede a la valla fronteriza real.

«¿Cómo entro?», preguntó Zangauker a uno de los oficiales militares estacionados allí. Los soldados se quedaron quietos, sin saber cómo reaccionar, mientras ella comenzaba a arrastrarse debajo del alambre de púas, seguida por sus compañeros. Hasta entonces, los únicos civiles israelíes que marcharon sobre la valla de Gaza habían sido los colonos de extrema derecha que abogan por que Israel restablezca las colonias judías en la Franja.

Cuando llegaron a la valla fronteriza, el grupo se sentó con la espalda apoyada en ella. Fue lo más cerca que Zangauker ha estado de su hijo desde el comienzo de la guerra hace más de 17 meses. «Mi Matan», gritó a través de un megáfono. «No les permitiremos volver a luchar. Seguiremos exigiendo que el gobierno ponga fin a esta guerra y libere a los rehenes, todo de una vez.»

Con el sonido de disparos de ametralladora resonando de fondo, Zangauker se dirigió a los soldados. «A los soldados que están preparando las armas para una invasión terrestre, y a nuestros pilotos de la fuerza aérea, les imploro que no se apresuren a apretar el gatillo. Los ciudadanos de Israel han sido abandonados en cautiverio por una clase política que exige que los maten para permanecer en el poder. Piensen detenidamente antes de lanzar una bomba. Hay muchas posibilidades de que estén asesinando a Matan.»

Después de casi una hora, Zangauker y sus compañeros acordaron dispersarse, no sin antes suplicar a los soldados que no removieran las fotografías de los rehenes que habían colgado en la valla.

«NETANYAHU ESTÁ JUGANDO CON TRUMP COMO LO HIZO CON BIDEN»

Esa noche, miles de israelíes salieron a las calles en el centro de Tel Aviv para una manifestación que originalmente fue convocada para protestar por la decisión de Netanyahu de despedir al jefe del servicio de inteligencia y seguridad general interior Shin Bet, Ronen Bar. Netanyahu acusó a Bar de llevar a cabo una «campaña de chantaje y amenazas» en su contra después de que el jefe de la inteligencia iniciara una investigación sobre las acusaciones de que asesores del primer ministro habrían recibido dinero de Qatar durante la guerra, un escándalo que ha llegado a ser conocido como Qatargate.

Sin embargo, después de que Israel reanudó sus bombardeos sobre Gaza esa mañana, el enfoque de los manifestantes cambió para incluir llamados contra la reanudación de la guerra y en apoyo de un acuerdo con liberación de rehenes. A la mañana siguiente, decenas de miles marcharon hacia la Knéset en Jerusalén con estas demandas, donde fueron recibidos con una feroz violencia policial.

A pesar de la impresionante participación y energía de las protestas de los últimos días, la reanudación del ataque israelí contra Gaza naturalmente dejó a los activistas de Sha’ar Begin sintiéndose más pesimistas que nunca. Apenas unas horas después de que comenzaran los nuevos ataques, el exministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, que abandonó la coalición de gobierno hace dos meses por el acuerdo de alto el fuego, anunció que su facción volvería a unirse al Ejecutivo, asegurando así que Netanyahu apruebe el presupuesto estatal para 2025 a finales de mes y evitando una nueva crisis política.

«Netanyahu logró lo que buscaba a lo grande», dijo a +972 Yehuda Cohen, cuyo hijo, Nimrod, todavía está cautivo en Gaza. «Ahora cuenta con un apoyo total [dentro de la coalición] para continuar la guerra, despedir al jefe del Shin Bet, romper los controles y contrapesos y aprobar su presupuesto.»

Incluso antes del martes, era cada vez más claro que Netanyahu no tenía intención de pasar a la segunda fase del acuerdo de alto el fuego que firmó con Hamás. Esto empujó a algunas de las familias de rehenes a confiar en el presidente Donald Trump, quien consideraban había presionado a Netanyahu para que aceptara el acuerdo en primer lugar. «Lo que funciona a nuestro favor es que se están haciendo acuerdos por encima del gobierno israelí», dijo a +972, dos días antes de que Israel rompiera el alto el fuego durante una protesta frente al cuartel general militar, Shahar Mor, sobrino de Avraham Munder, cuyo cuerpo fue recuperado de un túnel en el sur de Gaza en agosto. «En nuestra opinión, esto es maravilloso, porque el gobierno israelí no nos ha aportado absolutamente nada.»

Ahora, después de que Trump aprobara el renovado ataque israelí en Gaza, Mor y otros miembros de Sha’ar Begin han perdido la esperanza de que Washington ayude a asegurar la liberación de sus seres queridos. «Contamos con Trump el último mes, pero Netanyahu está jugando con él como jugó con Biden durante 15 meses», dijo Mor el jueves.

Cohen se hizo eco del sentimiento de Mor. «[Parece] que la administración de Trump perdió interés», dijo a +972 después del colapso del alto el fuego. «No escuchamos llamamientos de Washington –ni siquiera los más amables– para volver a las negociaciones, por no hablar de las amenazas. [Le están diciendo al gobierno israelí:] “Haz lo que quieras”.»

Sin fe en la administración de Trump (especialmente después de que esta señalara su intención de negociar un acuerdo separado con Hamás únicamente para la liberación de los rehenes estadounidenses), las familias de Sha’ar Begin se encuentran con pocos recursos. «Estamos realmente indefensos», dijo Cohen. «No veo nada que podamos hacer. He llegado al terreno del cinismo.»

Después de haber agotado todas las herramientas a su disposición durante los últimos 530 días y enfrentarse a un gobierno que se niega a reconocerlos, las familias de rehenes y sus partidarios ahora deben intentar encontrar una manera de intensificar aún más sus protestas. Y mientras las bombas israelíes siguen lloviendo sobre Gaza, el tiempo se acaba. 

(Publicado originalmente en inglés en +972 Magazine. Traducción de Brecha.)

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