Vamos a ver cómo nos divertimos - Semanario Brecha

Vamos a ver cómo nos divertimos

Vamos a ver. Sondor, 2018.

Sin tropiezos. Vamos a ver.

Es evidente, aún desde la lejanía de Montevideo, que en estos años se está produciendo una auténtica revolución estética en la llamada “música folclórica”.

Ya no corre aquello que llegaba puntualmente de Argentina en los años sesenta con grupos como Los Chalchaleros y Los Fronterizos, que tantos conjuntos uruguayos intentaban vanamente emular.

Tampoco el canto popular más ortodoxo con su fuerte compromiso político parece gozar de la mejor salud últimamente.

La fusión de elementos de música de base rural con candombe y murga, que tan buenos dividendos diera hasta hace muy poco, también parece haber empalidecido en cierta medida.

De la mano de artistas a los que les está yendo muy bien, como el rochense Carlos Malo, ha aparecido lo que podríamos llamar una suerte de “polca pop” que une los instrumentos eléctricos y hasta la forma de toque típica del rock con ritmos tradicionales como la polca, tan identificada con la zona noreste uruguaya.

En esa corriente de “folcloristas” que no son en modo alguno ortodoxos en lo suyo, se inscribe el grupo Sin Tropiezo, que ha llegado a su tercer disco, Vamos a ver, editado por Sondor luego de un cuidadoso proceso de grabación que llevó un año.

Sin Tropiezo se formó en Montevideo en abril de 2006 y cabe señalarse, como dato importante para aquilatar su trayectoria, que su segundo disco fue distinguido como “Mejor álbum folclórico” en la edición 2015 de los premios Graffiti.

De acuerdo a contactos de prensa efectuados últimamente, algunos integrantes del grupo han declarado que, en su opinión, el folclore debe ser divertido. Y vaya si este disco es divertido, tanto para los intérpretes como para quien escuche este álbum absolutamente ecléctico, en el que pasa de todo un poco. Como buen ejemplo, el último surco del disco, “La fuga”, es un instrumental de música country, espléndidamente tocado por las guitarras, y que parece grabado en Nashville, Tennessee.

Estamos hablando de ese nivel de desprejuicio y ganas de romper con toda etiqueta que intente rotular su música.

Repito: pasa de todo un poco en este disco donde hay temas jugados al humor –que son los que están más logrados– y otros más “serios”–que tal vez no sean los más interesantes.

El grupo es bastante desprolijo desde el punto de vista instrumental, arreglístico y hasta vocal, pero realmente no importa, porque es una desprolijidad que opera a favor de la espontaneidad del producto globalmente considerado.

Se destacan especialmente la divertida “Polca cheta”, que abre el disco, la zamba “Vamos a ver”, en que sorprende gratamente la excelente voz invitada de Sofía Siola, los temas con base de malambo-chacarera “Cansado y bien” (que tiene un muy buen texto), “Flaca y bonita” y “No ves” (este último con la mejor melodía de todo el disco), la buena milonga “Aclarando”, con la voz invitada del más que reconocido Tabaré Arapí y el vals “Aunque pase el tiempo”. Renglón aparte es “La chacaplena”, donde cuentan con la voz invitada de Pablo Cocina para hacer una tan insólita como divertida mezcla de música rural y tropical.

Vamos a ver es un producto honesto, entretenido y que seguramente convocará a una numerosa audiencia. La trayectoria del grupo y lo logrado de este nuevo material lo merecen.

 

Artículos relacionados

Cultura Suscriptores
Música para evocaciones

Un pueblo blanco

Cultura Suscriptores
Sobre Un tornado dulce, la biografía de Gabo Ferro

Gabos dentro de gabos

Cultura Suscriptores
Canticuénticos en Uruguay

Si sale una canción en primavera

Mestizo en la Sala Zitarrosa

El mapeo sonoro