¿Por qué vienen las fuerzas especiales de Estados Unidos a Uruguay? - Semanario Brecha
La llegada de las brigadas SFAB

¿Por qué vienen las fuerzas especiales de Estados Unidos a Uruguay?

Según fuentes de Estados Unidos, Uruguay recibirá a un grupo de fuerzas especiales del Ejército estadounidense, las Brigadas de Asistencia a las Fuerzas de Seguridad –Army Security Force Assistance Brigades (SFAB)–,1 para «trabajar con el Ejército [uruguayo] en objetivos compartidos de seguridad nacional». La noticia fue divulgada por la consejera de Prensa, Educación y Cultura de la embajada de Estados Unidos, Kerri Spindler-Ranta, utilizando las páginas de la edición de la semana pasada del semanario Búsqueda.

El anuncio no solo es imprudente y reñido con la cortesía diplomática: quien debe hacer esos anuncios es el país anfitrión, donde además existen normas que regulan el ingreso de militares extranjeros. Tampoco parece aceptable la afirmación de que las fuerzas especiales de Estados Unidos visitarán Uruguay para «trabajar en objetivos compartidos de seguridad nacional». ¿A qué se refirió la funcionaria? Cualquier persona medianamente informada sabe que con el fin de la dictadura y el retorno de los militares a los cuarteles también fue eliminado el concepto de seguridad nacional de nuestra legislación. Por otra parte, hasta hoy ningún sector político intentó reintroducirlo en el debate público.

Además, en la Ley Marco de Defensa Nacional (2010), así como en los decretos que han establecido la política de defensa nacional (2014 y 2020) y en el que definió la política militar de defensa (2016), no hay referencias a la seguridad nacional. Es más, la seguridad nacional no ha sido parte de la tradición política del Uruguay contemporáneo. El concepto, nacido en Estados Unidos con la Guerra Fría, fue importado por la ultraderecha vernácula y particularmente incorporado a la doctrina militar a través de la Escuela de Seguridad y Defensa Nacional, cuyo director, el general José Luis Ramagli, también fue atento lector de los manuales de la Escuela de Guerra de Brasil de aquellos años. Por si hiciera falta algo más, la seguridad nacional fue el vector doctrinario de la estrategia de la Fuerzas Armadas en la implementación del terrorismo de Estado en nuestro país.

Así, Uruguay no puede tener «intereses compartidos de seguridad nacional» con Estados Unidos –ni con ningún otro Estado– por la sencilla razón de que la política exterior de ningún gobierno democrático de Uruguay ha hecho referencia ni definido nunca su política de seguridad nacional.

Yendo un poco más lejos y a modo de ejemplo podría agregarse que mientras Estados Unidos, en función de su estrategia de seguridad nacional, conduce una guerra comercial y económica con China definiéndola como actor maligno, el gobierno uruguayo busca lograr un acuerdo de libre comercio con ese país, aun a riesgo de romper el Mercosur, su principal alianza comercial.

Estas comprobaciones conducen inevitablemente a poner en cuestión las verdaderas razones del despliegue de un team de la SFAB del Comando Sur para cumplir una misión de asistencia de seguridad al Ejército Nacional.

Pero ¿qué son y a qué se dedican estas unidades militares integrada por oficiales y suboficiales de las fuerzas especiales del Ejército estadounidense?

LAS SFAB, QUÉ SON Y CUÁLES SON SUS COMETIDOS

Las SFAB se conforman con oficiales y suboficiales del Ejército, seleccionados por su buena experiencia de combate, sus características culturales y otras aptitudes consideradas necesarias para asistir a fuerzas de seguridad de terceros países. En cada SFAB se encuadran 816 efectivos en un régimen de rotación de tres años, bajo el mando de un general de brigada, y se dividen en unos 60 equipos –teams– multifuncionales integrados por cuatro a seis efectivos, categorizados según cuatro rubros: maniobras, artillería de campaña, de ingenieros y logística.

Conviene explicitar que para el Pentágono el concepto de fuerzas de seguridad incluye a las fuerzas armadas así como a policías, guardias fronterizas y otras fuerzas paramilitares locales o regionales. Parece llamativo que Estados Unidos utilice fuerzas especiales del Ejército para asesorar y entrenar a los más diversos cuerpos de seguridad en países extranjeros.

También hay que conocer la definición de asistencia a fuerzas de seguridad que maneja el gobierno de Estados Unidos: «Acción unificada para generar, emplear y mantener fuerzas de seguridad locales de la nación anfitriona o también de tipo regional en apoyo a una autoridad legítima». Una definición en la que puede incluirse casi todo.

Por otra parte, las SFAB pueden ser asignadas para asistir a fuerzas de seguridad en el marco de los tres tipos de situación que contempla la doctrina militar de Estados Unidos: competencia, crisis o conflicto. Además, la asistencia de sus teams podrá cumplirse en todos los niveles: desde el estratégico (Ministerio de Defensa) hasta el táctico (brigada y unidades menores).

Como se ve, la gama de niveles, de actividades, de cuerpos armados y de situaciones en las que las SFAB son desplegadas es muy amplia y notablemente diversa. Desde su creación, en 2018, las SFAB son seis, una en cada uno de los cinco comandos geográficos combatientes y la sexta en la reserva de la Guardia Nacional del Ejército.

Así, el Ejército de Estados Unidos mantiene SFAB en el Comando Sur, el de África, el Comando Central, el Comando Europeo y del Indo-Pacífico. La primera SFAB se estaciona en Fort Moore, Georgia, y corresponde al Comando Sur, cuyo teatro de operaciones se extiende desde el sur de México hasta Tierra del Fuego y desarrolla actividades de asistencia, que califica como «persistentes», en Colombia, Honduras y Panamá. Según informaba en agosto el Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, el Comando Sur tiene prevista la expansión de las actividades de su SFAB a Perú, Ecuador y Uruguay, aunque con carácter «episódico».

Los objetivos de estos despliegues militares, como se ha visto, en general son opacos y difusos. Se justifican principalmente en el tan manido combate al crimen organizado y el narcotráfico. Últimamente han incorporado el argumento de la creciente presencia de la República Popular China en la región.

PARA UN BARRIDO O PARA UN FREGADO

Para gloria del lobby armamentista, la invasión rusa en Ucrania ha puesto en evidencia que la guerra es una realidad que persiste en las relaciones internacionales. El proceso de rearme en el Norte global es desenfrenado. Sin embargo, no se ha revertido un fenómeno surgido con el fin de la Guerra Fría y que Estados Unidos ha promovido en nuestra región, pero que también ha impactado en sus propias fuerzas armadas: los ámbitos del empleo de los militares se han diversificado y se han militarizado esferas y fenómenos propios del ámbito civil. Todo para, entre otras cosas, justificar volumen y presupuesto militar.

Rosa Brooks, una destacada académica de la Universidad de Georgetown, luego de haber sido, durante 26 meses, la mujer de más alto rango en el Pentágono, publicó en 2016 el libro Tales from the Pentagon (en español, «Historias del Pentágono»). Fue condecorada en 2011 por sus destacados servicios a la Secretaría de Defensa, donde además conoció a su marido, un oficial de las fuerzas especiales del Ejército. Su denuncia es contundente: no todo es guerra y los militares no sirven para todo. Concluye que su empleo multipróposito desvirtúa a las fuerzas armadas y además amenaza la democracia.

La pregunta es: ¿a qué viene el team de fuerzas especiales del Ejército de Estados Unidos?

1. La información básica de esta nota es tomada del trabajo de Andrew Feickert «Army Security Force Assistance Brigades (SFABs)», publicado el 21 de agosto 2023 por el Congressional Research Service del Congreso de Estados Unidos.

Artículos relacionados

El papel que el sionismo cristiano jugará en el gobierno de Trump

Con la cruz y con Israel

Antes de irse, Biden lleva la guerra de Ucrania a una nueva escalada

La del estribo

El realineamiento del electorado estadounidense

La gran ironía

Edición 2034 Suscriptores
Cómo será la política económica de Donald Trump

Volver al XIX