Brasil
A medida que se acerca la Copa del Mundo, el temor a que se produzcan manifestaciones –y por lo tanto represión, como sucedió en junio pasado– aumenta de forma exponencial en Brasil. El gobierno parece oscilar entre la comprensión y la mano dura, otorgando más poderes a cuerpos represivos que se encuentran entre los más letales del mundo.
Hay desasosiego en el gobierno de Dilma Rousseff. Lo que suceda durante el Mundial, pero no en las canchas sino en las calles, puede ser decisivo en las elecciones presidenciales de octubre, en las que aspira a la reelección. Si se repitieran las masivas manifestaciones de junio de 2013, durante la Copa de las Confederaciones, la suerte del cuarto gobierno del Partido de los Trabajadores estaría echada.La inquietud bordea, por momentos, la ang...
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