Como cualquier organización en búsqueda de su propia preservación, la academia enfrenta una crisis incesable. Ese deterioro se comprueba en la baja considerable que marcó el índice de audiencias durante la última década, acentuada con el golpe repentino que perpetuó la pandemia de covid-19: entre los 23 millones de espectadores que tuvo la premiación en febrero de 2020 y los 10 millones que la vieron en abril de 2021, se registra una caída de más del 50 por ciento. A pesar del aumento posterior, las cifras siguen siendo las peores en la historia de los Oscar. Por supuesto, no se puede adjudicar una culpa exclusiva a la academia por estos resultados. La pandemia intervino en el funcionamiento de toda entidad política, económica, social o cultural. No obstante, este efecto deviene de una con...
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