Los nuevos paradigmas del poder global - Semanario Brecha
DEEPSEEK Y CHATGPT, Tecnología y geopolítica en el nuevo gobierno de Trump

Los nuevos paradigmas del poder global

Pocas horas después de la inauguration ceremony, Donald Trump firmó en la oficina oval una batería de órdenes ejecutivas entre las que destacan el fin de la moratoria a la pena de muerte a nivel federal, el cierre de fronteras y la deportación de migrantes, el retiro de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, el reconocimiento de «solo dos sexos», la salida del Acuerdo de París, el indulto a más de 1.500 personas que irrumpieron en el asalto al Capitolio en enero de 2021 y la inclusión de Cuba en la lista de «países promotores del terrorismo» nuevamente (algo que había sido revocado pocos días antes por el saliente Biden). En el mismo acto, anunció el ambicioso Proyecto Stargate. Lo hizo secundado por los milmillonarios Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI (ChatGPT), Larry Ellison, presidente de Oracle (gigante de las bases de datos y tecnología «en la nube»), y Masayoshi Son, director de SoftBank (fondo de inversiones japonés; el más grande del mundo enfocado en la tecnología). Stargate es una inversión de 500.000 millones de dólares destinada a consolidar y reposicionar el liderazgo de Estados Unidos en inteligencia artificial (IA) frente a los avances de China.

El lanzamiento coincide con otras decisiones estratégicas, como el controvertido bloqueo de TikTok y la flexibilización de las políticas de contenido por parte de Meta Platforms, Inc. (Facebook, WhatsApp, Instagram). Y consolida, además, la alianza explícita de las gigantes tecnológicas, como Oracle y OpenAI, con la administración de Trump; el magnate –devenido presidente por segunda vez– ya había recibido el apoyo de Elon Musk y su plataforma X
(ex-Twitter). Se afianza, entonces, un escenario en el que tecnología, política y geopolítica se entrelazan con singular fuerza.

Por lo demás, quizá Proyecto Stargate les suene familiar: es el mismo nombre que en los años setenta se utilizó para bautizar un proyecto secreto estadounidense –desclasificado y cancelado en 1995– que se proponía investigar fenómenos psíquicos con fines militares, y se centraba en el desarrollo de la llamada visión remota, es decir, la supuesta capacidad de ver –o percibir– psíquicamente eventos y recibir información a una gran distancia.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL COMO PILAR DE LA HEGEMONÍA

El actual Proyecto Stargate deja entrever la necesidad y el esfuerzo estadounidenses por liderar la revolución tecnológica del siglo XXI.
Según la Casa Blanca, esta iniciativa busca reducir la dependencia de Estados Unidos de las cadenas de suministro globales, especialmente en sectores estratégicos, como los semiconductores y el software avanzado. El plan, que incluye la construcción de enormes centros de datos en Texas, tiene como objetivo el desarrollo de tecnologías en áreas críticas, como la biomedicina, la defensa y el procesamiento del lenguaje natural. Sin embargo, la verdadera clave de Stargate parece radicar en el contexto de rivalidad tecnológica de Estados Unidos y China. El país asiático, con programas como el Plan de Desarrollo de IA de Nueva Generación o su iniciativa China Standards 2035, se ha consolidado como el principal competidor de Estados Unidos en IA y computación cuántica. La lucha no es solo por la innovación, sino por el dominio de estándares globales que definirán el futuro de industrias enteras. El anuncio de Trump se da casi en simultáneo con el lanzamiento de la herramienta de IA DeepSeek, desarrollada por un laboratorio de I+D chino: 18 veces más barato que ChatGPT-4 de OpenAI, con un costo informado de 5,58 millones de dólares (contra los
100 millones que Altman declaró sobre el costo de desarrollo de ChatGPT-4). DeepSeek compite de igual a igual con ChatGPT-4, su tecnología ha sido liberada como software libre y ya hemos sido varios los sorprendidos por su calidad y su precisión en las respuestas. Hago un paréntesis en el análisis y los invito a utilizarla.

Stargate promete crear más de 100 mil empleos y colocar a empresas estadounidenses como OpenAI, Oracle o Microsoft en el centro de la innovación global. Asimismo, la participación de Nvidia, fabricante de GPU, es central (estas unidades de procesamiento gráfico son fundamentales para el procesamiento de datos de IA, como señaláramos en otras oportunidades; véase «¿Motor de progreso o herramientas de colonización?», Brecha, 17-I-25). Así lo demuestra el 5 por ciento de crecimiento del valor de sus acciones luego del lanzamiento de Stargate (y también el desplome de sus acciones que provocó el lanzamiento de DeepSeek). Sin duda la mayoría de los empleos serán en la construcción de los centros de datos, que no serán de alta cualificación y que seguro caerán cuando el proyecto esté funcionando. Esto también profundiza las preguntas sobre la capacidad de los gobiernos para regular esta tecnología y mitigar los riesgos de desigualdad y automatización, particularmente en el Sur global. 

La irrupción de DeepSeek hizo que, pocas horas después de la presentación del Proyecto Stargate, las acciones de NVIDIA cayeron aproximadamente un 17 por ciento o 600.000 millones de dólares: a mayor caída en la historia de la bolsa de Estados Unidos.

TIKTOK: ¿UN TEMA DE SEGURIDAD NACIONAL?

El Congreso de Estados Unidos aprobó en abril de 2024 una ley que prohibía el funcionamiento de TikTok, a menos que ByteDance, su propietaria y creadora, la vendiera a un «comprador neutral» (léase estadounidense o servil a sus intereses). La Corte Suprema definió que la ley que prohíbe TikTok no viola el derecho a la libertad de expresión –protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos– y ratificó su prohibición. Trump ha sido ambiguo respecto a esta determinación; habló de dar 90 días a ByteDance y se mostró favorable a levantar la prohibición: «Mi decisión sobre TikTok se tomará en un futuro no muy lejano, pero debo tener tiempo para revisar la situación. ¡Estén atentos!», escribió en sus redes.

El gobierno estadounidense cita la Ley de Inteligencia Nacional de China –que obliga a las empresas chinas a colaborar con el gobierno en asuntos de seguridad– como uno de los principales riesgos asociados a TikTok. Tras esta retórica se esconde, sin dudas, una motivación proteccionista y un intento de fortalecer plataformas estadounidenses, como Instagram o YouTube. Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta –propietaria de Instagram–, acompañó en primera línea la asunción de Trump al igual que Sundar Pichai, director ejecutivo de Alphabet (dueña de Google y de YouTube). Tampoco pasó inadvertida en la investidura de Trump la participación del director ejecutivo de TikTok, Shou Zi Chew. ¿Qué hacía allí?

Apagar TikTok en Estados Unidos sería una de las decisiones más gruesas tomadas por el gobierno de aquel país. Según Human Rights Watch, existe una seria amenaza de prohibir TikTok tras la votación en la Cámara de Representantes. Esta prohibición establecería un peligroso precedente para la libertad de expresión y el acceso a plataformas digitales. No es menos importante destacar que el algoritmo de TikTok ha sido analizado como el más adictivo en el mundo entero, sobre todo para menores de edad. Ese algoritmo debe de ser de mucho interés para quienes están interesados en aumentar el control a través de las pantallas de dispositivos móviles como un asunto de defensa. India y Pakistán prohibieron la aplicación en 2020 y Taiwán en 2022, luego de una recomendación del FBI. Australia, Austria, Reino Unido y Estonia lo prohibieron en dispositivos gubernamentales en 2023. En 2025 la prohibición del uso de la plataforma en dispositivos gubernamentales se extiende a la Unión Europea y a Canadá. ¿El argumento? El temor de que la información sensible pueda quedar expuesta, especialmente en las redes digitales gubernamentales.

META EN EL JUEGO DE LAS GRANDES TECNOLÓGICAS

Mientras TikTok ha quedado en un limbo entre decisiones del Congreso, la Corte Suprema y la «suprema decisión de Trump», Meta ha optado por flexibilizar sus políticas de moderación de contenido. Cambio significativo que se puede entender como una forma de evitar enfrentamientos con la administración de Trump (véase «Amigos con beneficio», Brecha, 17-I-25). Recordemos que en agosto Trump escribió que Zuckerberg «pasaría el resto de su vida en prisión» si intentaba interferir en las elecciones estadounidenses de 2024. La tensión de Trump-Zuckerberg se debió a que Meta decidió expulsar a Trump de su plataforma luego de los hechos del Capitolio en 2021. El actual acercamiento podría ahorrarle al propietario de Meta algunas regulaciones, como la demanda por monopolio que la Comisión Federal de Comercio presentó en 2020. El cambio en las reglas de juego de Meta se recibe con enorme escepticismo, ya que se presume que esta flexibilización abrirá las puertas a un aumento de la desinformación y la polarización política. Irónicamente, Meta afirma que su objetivo es «fomentar un debate más amplio» y evitar «la censura excesiva». Este movimiento también se enmarca en una dinámica de competencia feroz entre las grandes tecnológicas. Meta necesita demostrar que sigue siendo relevante y quizá por ello es que ha flexibilizado sus controles, tomando el ejemplo de X.

¿Y A NIVEL GLOBAL?

Las intenciones y las acciones de la administración de Trump, desde Proyecto Stargate hasta el eventual bloqueo de TikTok, así como la alianza con los gigantes tecnológicos, sin duda alguna redefinen la política tecnológica global de Estados Unidos. Europa, aunque aliada de ese país, mira con cautela este enfoque unilateral. Mientras tanto, China ha intensificado sus propios esfuerzos en el marco de sus políticas de Estado y no de forma reactiva a los movimientos de Estados Unidos. Ya lo demostró en la guerra Google-Huawei, desarrollando su propio sistema operativo para móviles y no cediendo a la presión estadounidense de entregar la llave a la tecnología 5G celular.

Proyecto Stargate nuevamente nos plantea interrogantes éticos y estratégicos. ¿Podrá Estados Unidos liderar la revolución tecnológica sin alienar a sus aliados o exacerbar la desigualdad interna? ¿Qué costo político tendrá para Trump el alineamiento explícito con las grandes tecnológicas?

En este acelerado cambio de paradigma con respecto a la intersección de tecnología y política global, Estados Unidos necesita consolidar su poder tecnológico y, sin dudas, China va a por lo mismo. Como bien me señaló un experto en geopolítica hace pocos días: «No olvides mirar a Rusia y a India». Dos gigantes que, con certeza, juegan fuerte en la batalla por el control tecnológico. En el caso de Rusia es clara su visión estratégica del tema: ya en 2019 redactó su «ley de internet soberana», en la que pone énfasis en el control, en la seguridad frente a ataques por internet e incluso maneja la posible desconexión de internet. El «google ruso», Yandex (empresa mayoritariamente rusa, pero con exempleados de Google y de Microsoft que gestionan departamentos de investigación), es, al igual que Baidú, en China, mucho más que un buscador y permite la independencia con respecto al gigante global Google, que responde a intereses de Washington. Los avances de Rusia en materia de IA son importantes: desde 2023 trabaja en un modelo similar a ChatGPT llamado GigaChat. La IA aplicada a sectores claves como el transporte público deja ver la importancia que Moscú ha dado al tema. En diciembre de 2024 Putin anunció la creación de la Red de Alianza en IA, en la que se pretende agrupar a especialistas de los BRICS en la vía de desarrollo conjunto de tecnología: uno de los desafíos más importantes es el desarrollo de GPU propias (recordemos que Nvidia, principal fabricante global, responde también a los intereses estadounidenses). Reuters informó el pasado 1 de enero que Moscú ha hecho una importante apuesta económica desde su principal banco, Sberbank, en colaboración con China para el desarrollo de IA.

India no se queda atrás en su proyección tecnológica, particularmente en IA. Se prevé que la inversión india en ese sector alcance los 8.000 millones de dólares para 2025. La Estrategia Nacional para la IA fue desarrollada en 2018 por el Instituto Nacional para la Transformación de India. El Marco Nacional de Habilidad de IA de India recomienda cursos de IA para estudiantes que comienzan el sexto grado, para capacitar a más de 1 millón de nuevos profesionales de la ciencia de datos que se necesitan cada año. La International Trade Administration (agencia del Departamento de Comercio de Estados Unidos) analiza con mucho entusiasmo las ventajas de posibles alianzas con India. En diciembre de 2023, un informe del Fondo Monetario Internacional, titulado Inteligencia artificial para desbloquear el potencial de India, señalaba los avances de este país con ejemplos concretos, como el chatbot PM-Kisan (que facilita el acceso de los agricultores a programas de asistencia), el sistema de identidad digital Aadhaar y su sistema de pagos interoperables que permitió la adopción masiva de tecnologías digitales y el hecho de contar con una población joven y en crecimiento, lo que la coloca en una posición privilegiada para «aprovechar esta revolución tecnológica», especialmente «considerando su necesidad de soluciones innovadoras» en sectores como la salud, la educación, la agricultura y la sostenibilidad.

¿Jugarán Rusia e India en los BRICS y en contra de la hegemonía de Estados Unidos? ¿India será cooptada por Washington en su lucha contra China y Rusia? ¿Qué papel jugará el Sur global? Y, en particular, Latinoamérica, cuando su principal actor, Brasil, aún no ha mostrado sus cartas y no aparecen en la región actores políticos poniendo en agenda el tema, así como tampoco ha habido aumentos en la inversión en I+D o alianzas estratégicas entre países o bloques para desarrollar tecnología propia (recordemos que se podría utilizar toda aquella tecnología basada en software libre y no «comenzar de cero»). ¿Veremos acciones concretas en Uruguay, impulsadas desde la Torre Ejecutiva o el Parlamento a partir de marzo, o continuaremos con el planteo de la falsa disyuntiva de que debemos elegir entre la mejora salarial, la vivienda, la seguridad o los avances tecnológicos? En tanto la brecha se amplía de forma vertiginosa, los acuerdos geopolíticos en este cuarto de siglo deberán enfocarse en la afinidad tecnológica más que en la afinidad ideológica tradicional, o quizá se deberá repensar la afinidad ideológica desde la lucha contra el capitalismo digital global. 

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