Con Pablo López
Aunque no le faltan recompensas –un primer premio en España, un tercero en Irán–, le sobra autonomía. Abandonó el liceo antes de concluirlo, lo echaron de su primera clase de dibujo e interactúa más con el extranjero que con la impermeable, opina, cultura vernácula. Es caricaturista, diseñador gráfico, escultor y docente en taller propio.* Y firma Pablopez porque la caricatura es síntesis, aduce, de la deformación que ya está.
—¿Qué te llevó a la caricatura?—Trabajo como diseñador gráfico y director de arte de una agencia publicitaria, pero me considero artista plástico porque mi vida y mis esfuerzos están dedicados a estas pinturas que ves (estamos en su taller, cubierto de grandes caricaturas y con vidriera a la calle Cerrito). A los 10 años me gustaba, como a...
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