Dos meses antes de ser asesinado a balazos, Javier Valdez andaba muy enojado. Habían matado a su amiga Miroslava Breach, una colega más víctima de homicidio en México.
“Dónde están los periodistas, los medios y sus directivos y dueños, las asociaciones de comunicadores, los abogados, los empresarios, la sociedad toda”, escribió con rabia el 26 de marzo en su muro de Facebook, cuestionando la apatía hacia las manifestaciones que en esos días se convocaron para denunciar el asesinato de “Miros”, como él llamaba a esta periodista veterana que fue atacada a balazos en el estado de Chihuahua, vecino de su querida Sinaloa.
El 15 de mayo, el día que lo mataron, Javier había ido a Riodoce, el diario del que era cofundador, para participar en la usual junta de redacción del periódico. Sus compañero...
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