Mujer, adolescente y de pueblo - Semanario Brecha

Mujer, adolescente y de pueblo

“Lady Bird”

“Lady Bird”

Quien haya visto Frances Ha (Noah Baumbach, 2012), Mistress America (Baumbach, 2015) o Maggie’s Plan (Rebecca Miller, 2015) seguramente recuerde a esa actriz tan especial que es Greta Gerwig. Grandota, rara, con una expresividad potente pero contenida, es una de las protagonistas más interesantes del cine indie norteamericano de la última década. Cultora de un delicado minimalismo en la corporalidad, alterna entre tonos dramáticos y cómicos sin perder la frescura que requieren este tipo de películas, jugadas a que la ambigüedad de los personajes se cubra de una intensa capa de ternura.

Actriz, coguionista y codirectora de varias películas, Gerwig se formó en el mumblecore, ese movimiento que rescató el cine independiente norteamericano a mediados de los dos mil utilizando los diálogos y la improvisación como base para hacer películas de bajo presupuesto. Su estética se centró en personajes con enormes dificultades para expresar sus emociones (de ahí el nombre mumblecore, que se refiere a que los protagonistas, más que hablar, balbucean), y en hilos dramáticos dibujados sobre vínculos cercanos y pequeños triunfos o fracasos cotidianos. Esa premisa logró un realismo de identidad joven, signado por la alternancia natural entre drama y comedia, e impulsó a una generación de actores que tienen otro modo de poner el cuerpo y la voz frente a cámara. Esto resulta muy notorio por ejemplo en una película como Maggie’s Plan, donde Gerwig alterna con Julianne Moore o Ethan Hawke, actores con una formación mucho menos medida y austera.

Lady Bird es su primer largometraje como directora en solitario, y si bien cuenta con una gran producción, podemos encontrar muchos rasgos mumblecore en el tono narrativo y el estilo de actuación. La historia cuenta el tránsito hacia la vida adulta de una adolescente criada en Sacramento, un caluroso pueblo de California cuyo retrato va en contra de la imagen idealizada de la costa oeste de los Estados Unidos. Christine, que se apoda a sí misma Lady Bird para diferenciarse de la sociedad opresiva que la rodea, es un personaje que dialoga con un montón de referencias cinematográficas sin perder por eso su autenticidad. La mirada de la directora sobre el tópico de la adolescencia femenina se permite opinar sobre conflictos clásicos (la pérdida de la virginidad, los vínculos sociales, las problemáticas de clase, las relaciones familiares, la construcción de un primer pensamiento político sobre el mundo) sin olvidarse de establecer sólidos rasgos personales que construyan un personaje único, cuyo crecimiento nos interpele. Una desgreñada Saoirse Ronan compone una gurisa insegura pero valiente, fácil de querer, pero también insolente y egoísta, que no se destaca particularmente por ningún talento, pero ostenta ese halo de luz que la rebeldía y la inteligencia otorgan a ciertas jóvenes decididas a ir detrás de sus sueños. Para dar cuenta de sus aristas, la directora no sólo filma a Lady Bird en escenas importantes que hilvanan el guión, sino también en acciones íntimas que se cuelan en hermosísimas secuencias de montaje llenas de ritmo. Hay una libertad contagiosa a la hora de encuadrar y de superponer imagen y sonido, y ese espíritu lúdico, lleno de deseo, tiñe cada plano de una extraña belleza.

Cada personaje secundario está trabajado con precisión y serenidad, y encuentra un espacio definido en el desarrollo de la historia. Las amigas y los novios se llevan gran parte de la atención; sin embargo el centro dramático está en la relación entre la jovencita y su mamá. Gerwig es valiente y se mete con el dolor profundo que implica el proceso hacia la independencia, estableciendo una reflexión muy sentida sobre la idea de que aunque nos vayamos lejos de nuestro lugar de origen y de todo lo que nos tocó y no elegimos, cuando crecemos llevamos con nosotros esa carga inefable que se llama identidad. Una memoria única e irremplazable; un álbum de esquinas, personas, paisajes, anécdotas, atardeceres, chistes, abrazos, sorpresas y decepciones: algo así como una película.

Lady Bird. Estados Unidos, 2017.

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